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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hacienda endurece el control fiscal

El Ministerio de Hacienda ha publicado en el BOE las grandes líneas maestras que integrarán el Plan Anual de Control Tributario y Aduanero de 2012. A priori, la hoja de ruta en la lucha contra el fraude fiscal constituye siempre un capítulo destacado dentro de la política económica del Estado, pero en la compleja coyuntura actual esta tarea cobra una especialísima relevancia. La propia Agencia Tributaria (AEAT) reconoce que está llamada a asumir "un importante papel" en el proceso de consolidación fiscal que España debe afrontar en estos momentos. Un papel que consiste en trabajar a buen ritmo y con constancia por un aumento de los ingresos tributarios, pero también en hacer un uso efectivo -y eficiente- de todos los recursos que la ley pone a su alcance.

Entre las herramientas para lograr ese objetivo, la AEAT ha anunciado el endurecimiento de sus actuaciones en el cobro de deudas tributarias, un proceso cuyas ineficiencias constituyen uno de los grandes agujeros negros en la batalla contra el fraude. Como el propio organismo confiesa, de poco sirve extremar la labor de control si las liquidaciones y las sanciones a que esta da lugar no llegan a ingresarse en las arcas del erario público. En ese sentido, Hacienda ha advertido que la Administración Tributaria aplicará medidas firmes para asegurar el pago de las responsabilidades civiles derivadas de delito fiscal, entre ellas, la solicitud de penas de prisión para aquellos contribuyentes que tras ser condenados y sin ser insolventes incumplan su obligación de pago. A ello sumará la petición de medidas cautelares de embargo preventivo de bienes y derechos en los juzgados cuando se detecte que existe riesgo recaudatorio, así como el seguimiento de la situación patrimonial de los imputados a lo largo de todo el proceso para evitar que puedan ocultar sus bienes.

Es evidente que la necesidad de hacer cuadrar las cuentas públicas de España ante Bruselas es un poderoso acicate para aumentar la eficiencia de las labores de control y recaudación tributaria. También es cierto que en un momento en que ciudadanos y agentes económicos son instados severamente a asumir una actitud de esfuerzo y sacrificio, la persistencia de bolsas de fraude fiscal o la imposibilidad de cobrar las deudas tributarias resulta más sangrante que nunca. Pero es llamativo que haya que esperar al desencadenamiento de una situación de urgencia presupuestaria para que se refuerce el uso de unas herramientas de control fiscal que deberían ser parte habitual de los modos y los tiempos de la Agencia Tributaria. Sin duda es necesario que este organismo desempeñe un papel destacado en el objetivo de consolidación fiscal que debemos afrontar en estos momentos, pero habría que recordar que ese papel ha de extremarse igualmente en tiempos menos conflictivos que los actuales.

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