Movistar agita el mercado de telefonía móvil
Movistar dio ayer un paso revolucionario dentro del mercado de la telefonía móvil en España al confirmar su decisión de dejar de subvencionar los terminales a sus clientes y optar por financiarlos. En el marco del Mobile World Congress (MWC), que se celebra en Barcelona, la compañía anunció oficialmente que a partir de mañana su estrategia comercial dirá adiós a la subvención y se concentrará en ofrecer a los clientes una adquisición financiada y sin intereses de los terminales, con cuotas desde 10 euros mensuales y plazos de hasta 18 meses. Con esta decisión, la operadora pretende ampliar su margen de maniobra para poder desplegar todas sus armas de combate en la encarnizada guerra de tarifas que agita el sector.
Como explicaba ayer el consejero delegado de Telefónica Latinoamérica, Santiago Fernández Valbuena, la industria de la telefonía tiene que comenzar a asumir "que no hay dinero para todo" y afinar al máximo su modelo de negocio. Ello resulta imprescindible para poder atender con éxito los múltiples frentes que tiene ante sí el sector y que incluyen la necesidad de seguir realizando inversiones comerciales en redes y en espectro, el deber de plantar cara a la creciente competencia en el mercado de tarifas y las dificultades que ofrece un escenario de fuerte caída del consumo -en España especialmente sangrante- como resultado de la crisis económica.
No hay duda de que el modelo comercial basado en la subvención de terminales ha ejercido de potente motor de crecimiento del mercado de telefonía móvil en Europa y ha logrado que su implantación se haya realizado a un ritmo vertiginoso. Sus beneficios no solo han redundado en las operadoras, sino también en los fabricantes de móviles. Para hacerse una idea de la extensión de esta estrategia solo hay que recordar que, en 2011, el 97% de los terminales en España fueron vendidos a través de operadores y solo el 3% se realizó de forma libre y sin subvencionar.
Sin embargo, las circunstancias cambian y con ellas las empresas y los negocios. Lo que ayer resultaba no solo asumible, sino incluso ventajoso, hoy puede convertirse en una carga que hay que valorar y, en su caso, eliminar. La decisión que ha adoptado Movistar supone asumir un riesgo estratégico y solo el tiempo dirá si resulta comercialmente acertada. Pero una compañía que aspira a mantener su liderazgo tiene que abrir puertas, explorar escenarios y afrontar riesgos de forma continua. Telefónica ha movido ficha; ahora toca a sus competidoras decidir cómo y cuándo responder a este movimiento.