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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Oxígeno puro para las empresas

El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas encendió ayer un rayo de esperanza para muchas empresas que, aunque sea un despropósito, están atenazadas por las garras de una Administración morosa. Que el sector público sea mal pagador es injustificable, por mucho que forme parte de las tradiciones patrias, algo que parecíamos haber olvidado los 15 años de bonanza que precedieron a la crisis. Pero que, además de ser malos pagadores, los administradores de la cosa pública sean un obstáculo para la supervivencia de las empresas y, por ende, para el empleo que estas generan es inadmisible.

Con el objetivo de eliminar esa lacra, Cristóbal Montoro ultima un plan para que se pueda saldar toda la deuda pública con los proveedores "en semanas o meses". El plan, cuyo diseño tiene reservado un lugar preferente a la colaboración de la banca, consiste a grandes rasgos en ir más allá del ICO y que los acreedores de las Administraciones puedan cobrar directamente en las entidades. En el entendido de que estas deberían despedirse de obtener sustanciosos beneficios con su intermediación, la idea suena bien a priori. Y también a milagro. Sobre todo porque estamos hablando de una gigantesca deuda de 35.000 millones (un 60% de ayuntamientos) que asfixia a miles de empresarios y que habrá que sacar de algún sitio. Pero, algunas veces, los milagros de cumplen.

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