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Unnim, Banco de Valencia y el tocomocho

Durante las pasadas semanas corría el rumor de que Bankia podría optar por comprar Unnim. Rumor que vino a confirmar el propio Rodrigo Rato. Una entidad que sobrevive con apoyo público adquiriendo otra intervenida. ¿Alguien lo entiende? ¿Podemos, con operaciones como estas, vender en la City que el sector está saneado?

Tiene lógica. Perversa, pero lógica. Fusionarse tiene premio en la reforma financiera recién aprobada del Gobierno, pues da a las entidades fusionadas más tiempo para llevar a cabo los saneamientos necesarios. Pero hay más premios y éstos ya estaban en oferta antes de la reforma. La compra de entidades nacionalizadas, como es el caso de Unnim, es una operación a tiro hecho. Como sucedió con la CAM, el Frob (vamos, el Estado), establece un sistema según el cual las pérdidas asumidas por el comprador están limitadas hasta una determinada cantidad. A partir de ahí, el Frob paga la cuenta.

Y hay un tercer motivo por el que pujar. Al fusionar dos entidades, se pueden realizar provisiones contra el capital del banco resultante. ¿Qué quiere decir esto? Que para contabilizar a su valor real ciertos activos inmobiliarios que se han quedado los bancos, no hace falta retener beneficios o pedir dinero a los accionistas, sino que basta con realizar un apunte contable, reduciendo el capital de la entidad fusionada (algo que no se puede hacer sin fusión de por medio). Éste no sale gratis, pues todos los bancos necesitan un capital mínimo. Pero con esta fórmula la cuenta de resultados no nota estas provisiones, y el capital necesario se puede captar posteriormente.

Por estos motivos se da el fenómeno, que cabría calificar de paranormal si no supiésemos estos detalles técnicos, de que la banca española haga cola para comprar entidades nacionalizadas, cuando si algo sobra en este país son bancos y ladrillos. O bancos con ladrillo dentro. Que entre los pujantes esté Bankia, que recibió apoyo público y hace pocas semanas dejó caer a Banco de Valencia en manos del mismo Frob de quien pretende comprar Unnim, es directamente surrealista.

Cierto, Banco de Valencia no era filial de Bankia. Solo era su primer accionista, con el 27%. El nuevo consejero delegado de la entidad venía de Bankia, mientras el antiguo presidente de Bankia, José Luis Olivas, lo era también de Bancaja. Todo eso no fue óbice para que, una vez que algo empezó a oler mal en Banco de Valencia, Bankia asegurase que su participación en la entidad era meramente financiera. Unos ahorrillos, vamos.  

Banco de Valencia cayó, intervenido por el Banco de España, Bankia se quitó de encima un problema y Rato otro. El banco tiene un agujero de 1.200 millones de euros, según ha comunicado este fin de semana. El Frob, con respaldo y dinero del Tesoro, ya inyectó 1.000 millones de euros en la entidad, y con toda probabilidad cuando se subaste el Banco de Valencia también tendrá que establecerse un sistema para que el Frob soporte parte de las futuras pérdidas generadas por el banco.

En conclusión, un chollo. Podría ser que una entidad dejase caer a una participada para que la rescate el Estado para pocos meses después comprar, con subvenciones del Estado, una nueva entidad y así sanear mejor un balance con sobredosis de ladrillo tóxico. Podría ser, pero no será, probablemente, porque el Gobierno algo tendrá que decir en todo esto, y porque la oferta de Bankia tiene mucho de mensaje al mercado, en plan "no necesitamos que nos compren". Pero la posibilidad teórica ya dice mucho, de cómo funciona el saneamiento de una burbuja que empezó a explotar hace ya, y se dice pronto, casi cinco años.

Música contra la crisis. Anyone Else but You, de la banda sonora de Juno

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