I+D+i como motor en tiempos de crisis
La innovación y el desarrollo constituyen el factor esencial para asegurar el crecimiento económico, al representar el instrumento más eficaz para mejorar la productividad y mejorar los servicios a las empresas. No obstante, la actual situación económica está siendo el principal obstáculo para dar nuevos pasos en esta senda de crecimiento.
Tras aumentar de forma continuada en los últimos 15 años, en 2009 se redujo por primera vez el gasto español en I+D, hasta situarse en 14.582 millones de euros. Esta caída se debió al menor gasto empresarial (sobre todo en inversión de capital) que disminuyó en 2009 un 6,3%, según el último Informe Cotec 2011 sobre tecnología e innovación para España. Una situación que se repite en 2010, donde se ha registrado un descenso en el gasto de I+D del 1,7% y de un 2,4% en el gasto empresarial -según los datos adelantados por INE-.
Teniendo en cuenta estos datos y el momento de crisis que se vive actualmente, es necesario trabajar, de cara al futuro, en la construcción de un tejido empresarial basado en servicios innovadores y competitivos. En este futuro, la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) deben jugar el papel que todos los agentes económicos le reconocen: el papel de dinamizador y motor de un nuevo modelo productivo que sustente el desarrollo económico empresarial en bases sólidas.
Es hora de tomar medidas urgentes que dinamicen los mercados en I+D+i. Por esta razón, es necesario que se aumenten las inversiones encaminadas a reactivar la productividad y el empleo, así como la innovación en las empresas. Estas inversiones, sin duda, facilitarán el cambio de modelo económico empresarial y la creación y el mantenimiento de empleo estable y de alto valor.
El impulso a la I+D+i aparece como el elemento clave para impulsar la productividad y competitividad empresarial, pero su impulso por sí solo no será suficiente si no viene acompañado de una importante inversión en capital tecnológico, y de una clara apuesta por el sector TIC. Por eso, ayudar a las empresas en la adopción de procesos de innovación, en especial a sectores como el de las pymes y los autónomos, a través de la adopción de las nuevas tecnologías, contribuirá a su modernización y a su competitividad. Las empresas que generen un valor añadido podrán optimizar sus recursos para sacar un rendimiento mayor y lograrán adaptarse de manera más fácil a los cambios.
En este sentido, la construcción de este nuevo modelo productivo debe aprovechar la innovación que ya existe. Para ello hay que crear puentes y llevar ese conocimiento desde dondequiera que se produzca (universidad, gran empresa, despacho profesional...) a los lugares en los que hay espacio para ese cambio, es decir, a los sectores tradicionales y a las pequeñas y medianas empresas. El resultado será la sustitución de trabajo no cualificado por profesionales formados y especializados, ocupando aquí las nuevas tecnologías un papel fundamental.
Es fundamental insistir en la necesidad de desarrollar ideas e iniciativas para hacer realidad ese nuevo modelo productivo. Es urgente poner en marcha las palancas de la innovación.
David Millet. Director de estrategias de producto, servicios e I+D de Sage España