_
_
_
_
_

Los planes quinquenales del BCE

"Quiero dejar muy claro que no prestamos más porque no hay demanda solvente", declaró Emilio Botín en la presentación de resultados de Santander. Curioso, quizá deberíamos haber enviado a Mario Draghi el artículo del periódico en el que recogimos esta cita. El presidente del BCE, desconocedor seguramente de la realidad española, dijo que la sequía del crédito en España es la más grave de la zona euro y que por eso ha sido necesario ampliar el abanico de activos con los que la banca puede pedir dinero prestado. Todo, para reactivar un crédito que, al parecera, cae por culpa de la demanda.

Por más que a Mario Draghi se le viera especialmente suelto en la comparecencia de ayer, el BCE sigue atrapado en sus brutales contradicciones, y defiende sus actuaciones con planteamientos cuya sutileza uno pensaba reservada a los teólogos.

La última medida del BCE (que no digo que me parezca mal per se) es la antes citada, cuyo objetivo es acabar con la cerrazón del crédito en España. Pero antes de todo esto el BCE ya controlaba el mercado de renta fija a través del programa de compra de bonos. Ha instaurado en tres países de la unión, a través de la troika, planes de ajuste de gasto, privatizaciones, despido de funcionarios y reformas laborales. Ha contribuido decisivamente a cambios de gobierno en países soberanos como Italia, sin elecciones de por medio, y a cambios constitucionales en España. El resultado: estamos muchísimo peor que antes de todas estas medidas. Esta imagen lo ilustra bien:

La última batalla del BCE es el canje de la deuda griega. El banco no quiere perder dinero con las operaciones de compra de deuda con las que intentó contener la sangría. Considera que acudir al canje es financiar a un Estado, incluso aunque el BCE haya comprado los bonos con descuento.

La cuestión tiene su miga, porque el ministro de Finanzas irlandés, país al que el BCE "incentivó" a que respaldara la deuda subordinada de sus bancos quebrados, ha señalado que si el BCE participa en el rescate griego a través del canje de deuda, Irlanda también querría aliviar la carga de la deuda a través del citado canje. Y después de Irlanda bien puede ir Portugal. 

"Grecia es única", insistía Draghi ayer. Pero no es a la periodista irlandesa que le preguntó a quien tiene que hablar, sino a los mercados. En otras palabras, si la receta del BCE para los países con problemas sigue siendo austeridad, recortes, más austeridad y nuevos recortes, ¿cómo convencer a los inversores de que con los demás países funcionará? ¿De que comprar deuda irlandesa con el dinero del BCE es buena idea aunque el BCE vaya a canjear su deuda griega con descuento? ¿Cómo convencer a países como Irlanda y Portugal de que es mejor el sufrimiento que negociar una quita de la deuda? 

Aquí reside, en fin, la gran contradicción del BCE. Al no haber intervenido con decisión desde un principio, la crisis ha mutado y se ha multiplicado. Para evitar la catástrofe, el BCE se está viendo forzado a controlar prácticamente todos los aspectos de la macroeconomía de la eurozona. Pero, como la realidad tampoco ha disuadido al banco de renunciar a una política económica de desastrosos resultados, la entidad se limita a parchear los boquetes por ella misma generados. Cualquier día, vemos a los tecnócratas de Fráncfort estableciendo objetivos de producción para la industra metalúrgica. 

Hoy la música contra la crisis es un tributo (uno más) a los años 90. La versión de Mrs Robinson de los Lemonheads

Sígueme en Twitter @Nuno_rodrigo5 o pinchando aquí.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_