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Columna
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El BCE delata a la banca en apuros

El Banco Central Europeo (BCE) ha delatado a los bancos de la eurozona con mayores dificultades. Solo siete países de la misma se han inscrito para formar parte de las nuevas reglas de colaterales, más flexibles para las entidades prestamistas. La buena noticia es que el BCE puede ahora dirigir sus préstamos a tres años allí donde más se necesitan. La mala es que los beneficiarios pueden no apreciar su exposición.

Los bancos de Portugal, Irlanda, España, Italia, Francia, Austria y Chipre podrán ahora recurrir a una gama más amplia de préstamos individuales para sus bancos centrales a cambio de efectivo. De acuerdo con el BCE, el cambio va a liberar hasta 600.000 millones de colaterales, aunque fuertes recortes de valor significarían que los bancos podrán tomar prestados menos de un tercio de esa suma. Las normas también difieren según el país: el banco central francés aceptará activos denominados en dólares y préstamos de menor calidad; España permitirá peticiones del sector público, y los bancos italianos podrán pedir prestado para hacer frente a contratos de factoring o de arrendamiento.

Las nuevas normas podrán ayudar a aliviar la crisis crediticia causada por la congelación en el interbancario europeo y los mercados mayoristas. Aunque la primera subasta a tres años del BCE del pasado diciembre ayudó a reactivar los mercados de financiación, las condiciones para acceder al crédito continúan siendo rígidas. Los cambios también deberían ayudar a los pequeños prestamistas que no pudieron beneficiarse de la generosidad del BCE porque se habían quedado sin garantías.

Las últimas medidas anticrisis ponen al BCE en territorio desconocido. Aunque su Consejo de Gobierno ha examinado las nuevas normas y seguirá de cerca su aplicación, los riesgos serán asumidos por los bancos centrales nacionales. Es necesario tranquilizar a otros países de que no se convertirán en un cubo de basura de activos difíciles de valorar que están presentes en los balances de los prestamistas periféricos.

Por Neil Unmack / George Hay

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Miguel Cuenca Valdivia

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