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Mensaje a Atenas con destino Madrid

Hace pocos meses, el Gobierno alemán defendía la necesidad de que los acreedores de Grecia compartiesen los costes del rescate, a través de una quita parcial de la deuda. Hoy propone que funcionarios extranjeros fiscalicen las cuentas griegas para que cada euro recaudado vaya a parar a los acreedores de Atenas.

Más allá de la estupidez de la idea, que parece sacada de alguna película de capa, espada y malvado señor feudal que roba gallinas, ésta tiene un destinatario distinto del aparente. Nosotros. Y no es la primera vez que sucede. La propuesta de la participación privada en el rescate griego cerró por completo la financiación a los países de la periferia. Y los test de capital de la banca de octubre hicieron lo propio con el sector financiero periférico.

Asfixiar a Irlanda para asustar a España. En mayo del año pasado contábamos, citando un espectacular artículo del Irish Times, que las negociaciones para el "rescate" irlandés tenían dos motivos: evitar problemas en bancos alemanes o estadounidenses (vía impagos o activacion de CDS) y asustar a otros países con problemas: que nadie piense que puede pedir un rescate sin sufrir severas consecuencias por ello.

La propuesta no tiene sentido alguno. No se me ocurre, la verdad, mayor incentivo a la evasión fiscal que saber que tus impuestos van directos a la caja fuerte de un banco extranjero. Es más, suponiendo que, en un mundo imaginario, que el gobierno griego acepte, si la recaudación no cumple las expectativas, ¿enviará Alemania inspectores para evitar el fraude? ¿Policías para aumentar la eficacia de los inspectores? ¿Y un par de PanzerDivisionen en la Acrópolis?

Foto de la Segunda Guerra Mundial, robada de Guerra Eterna.

Una vez eliminada la soberanía griega, ¿hasta dónde llegar en la cruzada por los derechos de los acreedores? Esa no es la cuestión. La idea es asustar, y no precisamente a Grecia. Tanto que a Portugal jamás se le pase por la cabeza plantearse negociar con sus acreedores. Ni hablemos de España.

El momento en el que Alemania suelta la bomba tampoco es casual. Hay serias probabilidades de que las negociaciones sobre la quita griega no lleguen a buen puerto. Ya que va a encallar, nada mejor que lanzar una propuesta inaceptable a Atenas. Si al final la banca acepta la quita voluntaria (en el entorno del 70%), siempre tendrá tiempo Alemania de matizar su propuesta. Si se rompen las negociaciones, la bomba ya está lanzada: quien quiera dinero tendrá que aceptar nuestras condiciones.

Como ya hemos comentado, la táctica es muchas cosas, excepto nueva en el fondo.Pero el historial de resultados no ha sido, precisamente, para presumir. Es más, lo más probable es que, a medida que Alemania endurezca su lenguaje, los inversores, que tontos no son, consideren más probable una ruptura de la zona euro, lo que se traduce en más presión para la periferia. Es, sin ir más lejos, lo que ha venido pasando desde 2010. Pero, al parecer, en Berlín aún ven la prima de riesgo como un fuego purificador. Y los paladines de la moral y el ahorro jamás se equivocan.

Música contra la crisis. La versión de Dancing Queen por The Yayhoos

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