El Nueva York (actual) de Andy Warhol
Los hoteles, restaurantes y clubes salvajes a los que iba o iría el artista.
Cuando Andy Warhol cambió la Factoría, su estudio, desde el este de Manhattan a Union Square, todos sus amigos, celebrities y freakies que le visitaban en esa fábrica donde se pintaba y se filmaban orgías como arte le siguieron al otro lado de la ciudad. Allí encontraron un local donde comer y beber, el Max's Kansas City, que les tenía reservado permanentemente el back room, donde el desenfreno cundía.
Warhol (Pittsburg, 1928-1987) y su troupe tenían sus antros, clubes, galerías y restaurantes favoritos. De aquellos quedan pocos en el Nueva York actual. Aunque su estilo como rey de la cultura pop y de la innata habilidad de convertir en normal lo transgresor permanece en la gran manzana. Solo a Warhol se le permitía rodar películas que se estrenaban en cines X homosexuales, y aun así ser un artista estrella. Esa transgresión queda en el nuevo star system, con it girls sin profesión perseguidas por los medios, o en la moda, donde la transexualidad de las supermodelos Andrea Pejic y Lea T es hipervalorada.
Modelos, DJ's, artistas, actores... todos ellos tienen sus rincones exclusivos en Nueva York. De la época de Warhol, de los años sesenta a los ochenta, quedan algunos lugares en la Gran Manzana. El nuevo hotel boutique más warholiano de todos, sin duda, es el Standard, en el East Village. En su ático, conocido como Boom Boom Room, se concentran fiestas de lujo, en las que se conjugan eventos comerciales y grandes sesiones de DJ's. Actualmente el club se llama Le Bain. "Es un lugar fantástico para tomarse una copa y tiene una vista espectacular de Nueva York", cuenta Enrique Sarasola, amante de la ciudad, quien abrió su Hotel Roomate Grace en Times Square. "Grace sería la mejor amiga de Warhol, quien le comentaría los sitios de moda", bromea. El Standard también tiene otro toque gamberro, que Sarasola cree que le hubiera encantado al artista. De paredes de cristal hacia la calle, si se encienden las luces de la habitación, los transeúntes ven a los huéspedes. "Allí triunfa el exhibicionismo, el streapshow. Warhol habría reservado una habitación para escandalizar con sus amigos".
Algunos hoteles que el artista frecuentaba quedan abiertos, como el Pierre, "donde visitaba a su amigo Salvador Dalí, que vivía allí", cuenta Thomas Kiedrowski, autor del libro Andy Warhol's New York City. Otro hotel básico era (y es) el Plaza, entre la Quinta Avenida y Central Park, para comenzar tomando unos buenos cócteles. Este escritor opina que el moderno Yotel, con sus sesiones de música, es un lugar idóneo también cerca de Times Square.
Pero para las fiestas más desenfrenadas hay que acudir a The Box, un cabaret-burlesque que no deja indiferente. "Es lo más underground de la ciudad y carísimo. Es como el Circo del Sol, pero a cierta hora de la noche los actores tienen sexo delante tuyo. Y allí va quien es alguien en la ciudad. Una noche coincidí con los hijos del alcalde Bloomberg y con algunos Kennedy", relata Sarasola. Además, es un lugar para cenar y beber mientras se disfruta del teatro de variedades. La disco Studio 54, cuna de drogas y famoseo, ya no existe. Lo podría sustituir el PS1. Sí queda The Pyramid Club NYC, cuenta Kiedrowski, un lugar muy ochentero. Nuevos también son Vandam at Grenhouse (los domingos) y St Gerome (los lunes). "Hay una variedad de clubes para cada noche", explica.
Sin el Max's Kansas City, la troupe se habría conformado con los otros restaurantes que frecuentaban, de los que sí permanecen abiertos unos cuantos. Como la brasserie Odeon, en Tribeca, el Guys Restaurant (para tomar el brunch), Indochine, al norte del Soho, o el Jean Georges. Esta firma, con caviar como uno de sus entrantes, tiene varios locales, entre ellos The Mark, Terrace, Jojo o Mercer Kitchen. Incluso permanece tal cual Serendipity 3, una mezcla de restaurante y heladería, donde todavía se dan cita las celebrities. Allí se sirve el Golden Opulence Sundae, un helado que cuesta mil dólares. Con un poco de suerte podrán compartir espacio con Bill Clinton o con el ídolo adolescente Justin Bieber, al que Warhol hubiera inmortalizado como uno de sus monstruos icónicos pop.
El arte pop inédito llega a España
Desde este pasado jueves, Zaragoza acoge una de las retrospectivas más importantes del artista. Ibercaja ha conseguido traer a España la exposición Andy Warhol. Portraits, que ya se expuso en 2010 en el museo dedicado al neoyorquino en Pittsburg, pero que no había salido hasta ahora de EE UU. Y cuando concluya el 26 de abril regresará a su casa.La exposición permite hacerse una idea de cómo trabajaba Warhol, con una base de imágenes tomadas de revistas, fotomatón o de Polaroid, que luego serigrafiaba, pintaba y retocaba. Servirá también para conocer a los personajes que le rodeaban, a través de 99 obras, y a los que admiraba. Jackie Kennedy, Truman Capote, Tennessee Williams, Jane Fonda, Alfred Hitchcock, Sylvester Stallone o Robert Mapplethorpe. "Warhol ha dejado un legado indiscutible en lo artístico, el look pop. Se ve en las marcas, productos y otros artistas", explica Amber Morgan, conservadora del Andy Warhol Museum. Incluso la galería Leo Castelli, nombre de unos de sus agentes, permanece abierta. Por supuesto, el MOMA y el Museo Whitney de Arte Estadounidense, según Thomas Kiedrowski, inspiraron a este rey del pop, y ahora beben de su influencia. "Ayudó a democratizar el arte, que no todo el mundo entendía. Se popularizó", apunta Morgan.