El Mundial de la iniciativa empresarial
La Federación Española de Baloncesto afronta el reto de organizar la Copa del Mundo de Baloncesto de 2014 en un entorno económico deprimido. La clave, su denominación como evento de excepcional interés público, que atraerá a los patrocinadores en forma de beneficios fiscales.
España será la capital del baloncesto mundial en septiembre de 2014. Entonces, Madrid, Bilbao, Sevilla, Granada, Las Palmas de Gran Canaria y Barcelona acogerán los partidos de la Copa del Mundo de Baloncesto FIBA que por segunda vez en la historia se celebrará en territorio nacional, aunque con nueva denominación, y tan sólo siete años después de haber acogido el Campeonato de Europa.
La Federación Española de Baloncesto (FEB) presentaba ayer en el Palacio de Comunicaciones de Madrid, sede del ayuntamiento de la capital, el proyecto final de lo que será un campeonato que, según José Luís Sáez, presidente de la FEB y máximo impulsor del mundial, ha sido concebido desde un concepto y una gestión puramente empresarial. La situación económica actual obliga a ello, lo que queda reflejado en que el 80% del presupuesto corresponderá a inversión privada y sólo el 20% restante procederá de fondos públicos.
En total, serán 20 millones de euros los que irán destinados a la organización pura del campeonato: alojamientos, transportes o acondicionamiento de pabellones, entre otros apartados, que serán cubiertos con los ingresos procedentes de taquillaje, mercadotecnia y el canon que pagan las sedes para albergar los partidos. Pero, al presupuesto operativo, también se añadirán los gastos de promoción del torneo, que elevarán el presupuesto total por encima de los 30 millones y con la pretensión, según confirma Sáez, de alcanzar los 40 millones gracias a la inversión privada.
Y para atraerla, el campeonato del mundo ha sido declarado como evento de excepcional interés público, lo que permitirá a las empresas que lo patrocinen deducirse entre un 15% y un 90% de su aportación a partir de este mismo año, porcentaje que dependerá del volumen de fondos que cada empresa dedique habitualmente a publicidad. Unos beneficios fiscales que no existían cuando en 2007 cuando España acogió el campeonato de Europa de baloncesto, año en que el entorno económico poco o nada tenía que ver con el actual.
Sin embargo, desde la organización del campeonato relativizan el efecto que pueda tener la crisis sobre su desarrollo. Miguel de la Villa, director del Mundial 2014, espera que se puedan vender la totalidad de las 300.000 entradas que se pondrán a disposición de los aficionados: "Esperamos ser capaces de que en todos los partidos del torneo el aforo de los pabellones esté completo". Para ello, la organización tratará de llegar a acuerdos individuales con los países que participarán en el torneo para facilitar el traslado de los aficionados, "especialmente con aquellos con mayor número de seguidores al baloncesto, como Lituania o Argentina", nombra de la Villa. Importante papel desempeñará Turespaña - un organismo público-, sponsor global de la FIBA para el torneo y que se encargará de su difusión durante los dos años previos a la cita.
También afirma que los ajustes, cada vez mayores, de los presupuestos autonómicos y municipales no conllevarán posibles renuncias o renegociaciones con las seis sedes, ya que los contratos respectivos con ellas ya estaban firmados cuando en 2009 la FIBA designó a España como sede. De la Villa asegura que estas "no perderán dinero", no sólo por la afluencia de los aficionados, que repercutirá en un mayor consumo y ocupación hotelera, sino también por "el impacto publicitario que tendrá sobre la imagen de las ciudades el hecho de que el torneo se retransmitirá en más de 200 países". La coyuntura económica, sin embargo, sí podría dejarse notar en la captación de recursos privados, principalmente de patrocinadores, pero cree que las facilidades en forma de beneficios fiscales son suficientemente atrayentes como para invertir en el campeonato.
Ya ha comenzado la cuenta atrás. España será sede de un torneo que, como afirmaba José Luís Sáez en su presentación, la FEB quiere convertir "en una plataforma para la promoción del baloncesto y la transmisión de sus grandes valores, como deporte, como foco de actividad económica y como herramienta de transformación de la sociedad".