Hoja de ruta para la banca
1. Más provisiones. El Gobierno calcula que la limpieza del balance bancario exigirá un esfuerzo de 50.000 millones extras en provisiones. Será la fórmula con la que aflorar el verdadero riesgo de los activos inmobiliarios adjudicados y despejar la principal incógnita que pesa sobre el sector y dificulta la concesión de créditos.
2. Impacto en capital. Tamaño esfuerzo en saneamientos debilitará de forma inevitable la cuenta de resultados. Más provisiones equivalen a menos beneficios y menos, o nulos dividendos. Y habrá entidades que incluso entren en pérdidas de forma arrolladora y para las que el Gobierno prevé fusiones.
3. Fusiones. Son el destino preparado para las entidades que no puedan hacer frente por sí solas al impacto que tendrá la exigencia de saneamientos adicionales. Y para evitar un horizonte de pérdidas recurrentes, el Gobierno aboga por que el coste de esos saneamientos de realice contra reservas -y no contra beneficios- en las entidades que, por su debilidad, entren en procesos de fusión.
4. Sin ayuda pública. El saneamiento contra reservas será el único paño caliente posible para quien acuda al rescate de las entidades más problemáticas. El impacto que el apunte contable de las provisiones tendrá en el capital no podrá ser compensado con ayudas públicas, ni siquiera europeas. Y tampoco con blindajes contra pérdidas futuras como las que disfrutará Sabadell tras adjudicarse CAM.