Comienza la cuenta atrás para Grecia
Aunque suene a frase repetida, el tiempo para que Grecia escape a una bancarrota desordenada se está acabando: Atenas no tiene fondos para afrontar un vencimiento de 14.500 millones de euros a principios de marzo.
El viernes, el Gobierno griego suspendió las negociaciones con el sector privado para concretar la quita pactada en octubre con las autoridades europeas. El IIF (Instituto de Finanzas Internacional, por sus siglas en inglés), que defiende los intereses de los 32 grandes bancos tenedores de deuda griega, señaló que las negociaciones han entrado en pausa "para reflexionar sobre las ventajas de una quita voluntaria".
El primer ministro griego, Lucas Papademos, se ha mostrado hoy mucho más optimista, al hablar de "una pequeña pausa en las discusiones" y mostrarse confiado en que habrá acuerdo a tiempo. Evangelos Venizelos, el ministro de Finanzas, asegura que la negociación se reanudará el miércoles, pero desde el IIF insisiten en que eso dependerá de los acontecimientos de hoy y mañana.
Cupón cercano al 4%
La tensión sube, y lo único claro es el objetivo que se pactó en octubre: recortar a la mitad el valor de los 206.000 millones que Grecia debe al sector privado, mediante el canje voluntario de los títulos vigentes. Según estimaciones de Barclays Capital, a cambio de renunciar al 50% del valor nominal, los inversores recibirán nuevos títulos avalados por Europa por valor del 35%, y efectivo por otro 15%. El cupón podría oscilar entre el 4% y el 5%. Según fuentes de la negociación citadas por Bloomberg, la banca aceptaría el 4% siempre que, el cupón se revisase al alza una vez que la economía griega se estabilice.
El calendario más probable, según Reuters, podría pasar por un acuerdo sobre los detalles de la quita durante esta semana, un pacto sobre el segundo paquete de ayuda antes de fines de enero (coincidiendo con la cumbre europea) y una ejecución de la quita antes de que termine febrero. De nuevo, los vencimientos de marzo siguen marcando el deadline en el horizonte.
Previsiones optimistas
Si todo saliese según lo previsto por los líderes europeos, se lograría el objetivo de recortar hasta el 120% la deuda griega en términos de PIB de aquí a 2020. Pero no será fácil: para que eso ocurra, la participación voluntaria en la quita tendría que ser prácticamente del 100%, algo probable entre los bancos pero más discutible entre los hedge funds, según señala Braclays.
Además, la reducción de deuda a ocho años vista se basa en un escenario macroeconómico más bien optimista: crecimiento promedio del 3,8% a partir de 2015, para un país que lleva tres años sumido en una profunda depresión.
Sea como fuere, el tiempo se agota: a la vuelta de la esquina aparece un vencimiento de 14.500 millones de euros en bonos, que Atenas no podrá afrontar si no cierra la quita voluntaria y pacta el segundo programa de ayuda con la UE y el FMI. Esta misma semana está previsto que comiencen en la capital griega las conversaciones respecto a ese segundo paquete. El Gobierno griego espera anunciar los detalles de la quita privada en la segunda semana de febrero.
Los riegos del desacuerdo
Los próximos días son clave, porque no solo Atenas y los bancos se encuentran en la encrucijada: la ausencia de acuerdo llevaría a una histórica quita desordenada dentro de la zona euro, a una probable salida del grupo por parte de Grecia y a una intervención todavía inimaginable del Banco Central Europeo.
Además, se ejecutarían los seguros de impago (credit default swaps), y la banca europea tendrá que asumir pérdidas aún mayores que con la quita. El escenario, obviamente, no interesa a nadie, lo que parece estar llevando al Gobierno griego y al IIF a presionar al máximo para salir del trance con el menor deterioro en sus cajas. Por si acaso, la canciller alemana, Angela Merkel, urgió el domingo a las dos partes a "cumplir sus compromisos". Un nuevo aviso a navegantes.