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Tribuna
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Hasta el sector fotovoltaico dice que sus primas suben la factura

La Unión Española Fotovoltaica (Unef), organización que agrupa a las empresas del sector fotovoltaico, ha enviado un comunicado esta semana en el que explica que las primas que reciben estas energías encarecen la factura eléctrica y que dichas primas las están pagando los consumidores españoles. Ellos mismos explican, además, que entran a cero en el pool eléctrico porque cobran a través de dichas primas.

Esto es, precisamente, lo que hemos explicado hace meses desde Unesa, a lo que añadimos que estas primas, junto a las que recibe la industria termosolar, son las causantes directas en el último año del mayor problema del sector eléctrico: el déficit de tarifa.

Por todo ello, me ha causado una gran sorpresa leer el artículo firmado por D. José María Llopis en estas mismas páginas (ver CincoDías del 12-01-2012), que contradice todas las informaciones tanto de los representantes de su sector como de las compañías eléctricas e, incluso, utilizando descalificaciones e insultos hacia estas últimas.

En tiempos de crisis económica y de urgencia por alcanzar la competitividad, como los que ahora nos toca vivir, se impone la necesidad de aparcar la demagogia y evitar insultos extemporáneos para abordar soluciones desde el rigor y la seriedad.

Basta con mirar los datos para saber cuáles son las tecnologías que más convienen a la competitividad de nuestras empresas y a las economías domésticas de los españoles.

Solo con comparar las retribuciones percibidas por las distintas tecnologías de generación se puede comprobar que son tremendamente heterogéneas: mientras que energías "tradicionales" (nuclear, hidroeléctrica, carbón y gas natural) son retribuidas con 50,8 euros el megavatio hora (MWh), otras como la solar fotovoltaica lo son en promedio con 443,6 euros/MWh, y la solar termoeléctrica recibe 289,7 euros por MWh.

Bien es verdad que la fotovoltaica se va abaratando, de forma que las nuevas instalaciones, dependiendo de sus características, cobrarán entre 122 y 266 euros.

Es decir, para obtener un mismo producto -la electricidad-, unas tecnologías se pagan a un precio hasta un 770% superior a otras. ¿No es este un argumento de peso para apostar en firme por las más baratas, que además son las que han demostrado su eficiencia y seguridad? Debo dejar claro que en Unesa nunca nos hemos cuestionado la importancia de contar con energías renovables y cumplir con los objetivos comunitarios del 20/20/20, pero con racionalidad económica.

Para ello es necesario empezar incorporando las tecnologías más desarrolladas y baratas, como la eólica, que cuesta 86,4 euros MW/h, muy próximos al precio de mercado. En la actual coyuntura económica, ¿no es tiempo de aparcar, por el momento, tecnologías inmaduras, inestables y que solo son rentables para las compañías que reciben las primas que les pagan el conjunto de los consumidores?

El señor Llopis vuelve a recurrir una vez más a los windfall profits, es decir, los supuestos -y tantas veces traídos a colación desde los sectores solares- beneficios caídos del cielo de las centrales nucleares e hidráulicas. Desde Unesa hemos repetido en numerosas ocasiones, y una vez más los datos están ahí, que las grandes centrales aún no están amortizadas, y además su funcionamiento exige importantes y continuas inversiones.

Por otro lado, ¿cómo se puede afirmar que estas centrales aportan unos beneficios extras de 3.000 millones cuando esta cantidad es prácticamente el beneficio ordinario neto de la totalidad de la actividad eléctrica en España de las empresas de Unesa en 2010 (generación, distribución y comercialización)?

Las empresas de Unesa estamos trabajando para que España cuente con un sistema eléctrico seguro, competitivo, eficiente y respetuoso con el medio ambiente. Llevamos años soportando el lastre del déficit de tarifa y aun así seguimos apostando por el empleo.

Apoyamos las energías renovables pero no a cualquier precio. No es el momento de gravar a los españoles obligándoles a pagar más subsidios a compañías para que instalen masivamente tecnologías inmaduras y a las que les queda todavía un largo recorrido de aprendizaje.

Ángel Luis Vivar. Director de Política Energética y Desarrollo Sostenible de Unesa

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