Kazajistán, 'economy first, politics after'
El pasado 16 de diciembre, Kazajistán celebró los 20 años de su independencia de la URSS. Durante este tiempo, el país, un gran desconocido para los españoles, se ha consolidado como una potencia en la región y juega un papel cada vez más importante en la esfera internacional, algo que nuestra política exterior no debe obviar.
Pero es en el plano económico en el que este Estado de reciente creación ha cosechado sus mayores logros. Sin duda, no es ajeno a ello el hecho de que su subsuelo albergue una inmensa riqueza -Kazajistán es el primer productor mundial de uranio y posee grandes reservas de crudo-, pero también ha sido decisivo el carácter prioritario que, desde el primer momento, se ha otorgado al desarrollo económico.
En efecto, si algo puede describir los pasos dados por esta nueva nación es la aplicación del principio economy first, politics after, por parte del presidente Nursultan Nazarbayev, que ha llevado a cabo profundas reformas que han permitido a la república centroasiática a dar un importante salto cualitativo y cuantitativo, dejando atrás el subdesarrollo crónico que padecía.
En 1994, el PIB per cápita de Kazajistán rondaba los 700 dólares. En la actualidad es 13 veces mayor, superando los 10.000 dólares. Y lo que es más importante, estos datos macroeconómicos han tenido su reflejo en la calidad de vida de los kazakos, que han visto cómo en la última década el promedio de sus ingresos, salarios y pensiones se ha quintuplicado.
Precisamente, la fortaleza económica ha hecho que Kazajistán sortee la actual crisis internacional. En 2010, creció un 7% y hoy en día sus reservas de oro y divisas rondan los 23.700 millones de euros y el Fondo Nacional de Estabilidad supera los 35.400 millones.
Una de las claves que explican este fenómeno es la existencia de un clima muy favorable hacia la inversión extranjera. De acuerdo con el rating del Banco Mundial sobre la accesibilidad del mercado doméstico para inversores extranjeros, Kazajistán ocupa el puesto 47 de un total de 183 países, una posición muy próxima al puesto 44 que ocupa España.
La exrepública soviética también se encuentra en el décimo puesto en la clasificación mundial de Estados que ofrecen una mayor protección a las inversiones. Algo que corrobora otra cifra: 130 billones de dólares. Esta es la cantidad a la que se estima ascienden las inversiones extranjeras en el país desde su independencia. Una cifra que representa cerca del 80% de todas las inversiones realizadas en Asia Central durante este periodo de tiempo.
La creación de grandes infraestructuras, cuyo máximo exponente es Astana, la nueva capital, la diversificación de la industria, el establecimiento de una moneda nacional fuerte y el aumento del gasto en educación -7,5 puntos en los últimos 10 años- son otros de los pilares que sustentan este éxito y explican la estabilidad del país.
Esta estabilidad ha propiciado que Kazajistán haya jugado un papel fundamental en la zona, siendo país fundador de organismos regionales y globales como la Conferencia sobre las Medidas de Confianza en Asia, la Organización de Cooperación de Shanghái y la Organización de Cooperación Económica en Eurasia, y ha hecho posible que haya ostentado la presidencia de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa).
Todavía hay tareas pendientes, como profundizar en la democracia, algo a lo que contribuirán las próximas elecciones parlamentarias que se celebrarán el 15 de enero de 2012, pero los pasos dados hasta el momento auguran un futuro prometedor a este joven país que España y sus empresas no tienen que perder de vista.
Javier Gil Pérez. Doctor en Paz y Seguridad Internacional. Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado