No hay banco malo, sino bancos en oferta
No habrá banco malo sino aumento de las provisiones. El mensajero fue Luis de Guindos y el medio, Financial Times. Y una cifra para empezar a hablar, 50.000 millones. Ninguna duda. Que Guindos fuese uno de los defensores del banco malo en la órbita del PP importa poco; es solo una de esas notas a pie de página que nos gustan a los periodistas.
Sobre el papel, el aumento de provisiones es una buena opción por varios motivos: no penaliza a las entidades que mejor gestión del riesgo hayan hecho, puede suponer menos dinero público y puede provocar que la banca dé salida en el mercado a las viviendas que acumula, acelerando (y por tanto acortando) un ajuste en precios inevitable. Pero eso es sobre el papel. Quedan por ver las condiciones.
Hoy por hoy, las entidades financieras han provisionado en torno a una tercera parte del valor de los activos inmobiliarios que tienen en balance. Dentro de éstos hay casas particulares, promociones enteras, edificios a medio hacer, suelo rústico y suelo urbanizado. La banca cotizada tiene 35.000 millones de euros en estos activos. Pero la banca no cotizada tiene una cantidad similar. En total, 70.000 millones de los que se han provisionado menos del 25%, es decir, unos 17.500 millones.
Si se añaden 50.000 millones, los inmuebles estarían provisionados al 96%, lo que parecería un exceso de prudencia porque las casas, no mucho, pero algo sí que valen. Si esta provisión se elevase al 50%, por ejemplo, solo se exigirían unos 17.500 millones adicionales para activos adjudicados.
No obstante, el total de activos problemáticos de la banca (incluyendo dudosos y subestándar) es de 180.000 millones, de los que se han provisionado algo menos de 50.000. Si se suman ahí los 50.000 millones adicionales, alcanzarían los 100.000, es decir alrededor de un 55% del total de crédito problemático. Una cifra más razonable.
En cualquier caso, no es lo mismo que las provisiones nuevas se apliquen a todos los activos problemáticos que si se aplican solo a los activos inmobiliarios. Más dureza en el ladrillo que la banca tiene en balance supondría forzar al sector a vender casas, bajando su precio y acabar de una vez por todas con esa losa que pesa sobre toda la Economía. Pero las señales no van por ahí. En el mundo financiero circulan dos ideas: que las nuevas provisiones se apliquen a lo largo de varios años y que el saneamiento del sector se realice vía fusiones.
Si observamos los acontecimientos de las últimas semanas el panorama es más claro. Pista número 1. La operación de Popular. Provisionó 1.100 millones problemáticos de Pastor. Estas dotaciones, si las hubiera hecho Pastor, habrían mermado si beneficio. Pero si se hacen en el marco de una compra, no tienen el mismo efecto, al realizarse el llamado saneamiento contra reservas. Los 1.100 millones suponen menos capital, pero no llevan al banco a pérdidas. El motivo no me lo pregunten, yo tampoco entiendo estas asimetrías contables. Pero es lo que hay.
Pista número 2. La conversión masiva de preferentes llevada a cabo por la banca se ha demostrado una fórmula sencilla y ultrarrápida de captar capital. Otra cosa es lo que opinen los clientes que fueron a por un depósito y ahora tienen acciones. Pero, uniendo el punto número uno y el dos, está claro que hay una puerta trasera bien amplia para que se aumenten provisiones con facilidad. Solo hay que fusionar bancos.
Pista número 3. La operación de Sabadell y CAM. El esquema de protección de activos ofrece al banco un colchón de hasta 17.000 millones de pérdidas que puede asumir en la cartera problemática. El colchón tiene un plazo de 10 años, con lo que este masivo respaldo no tienen un impacto inmediato en las cuentas públicas.
Unamos los puntos uno, dos y tres con la declaración de Guindos y tenemos la reestructuración financiera, cuyo presumible efecto no será tanto la salida al mercado de las viviendas de la banca sino una mayor concentración del sector en las entidades con capacidad para captar capital y financiar nuevas provisiones sin que sufra el beneficio. La digestión será menos pesada porque estas provisiones se aplicarán durante un periodo de tiempo largo y con el respaldo público del Fondo de Garantía de Depósitos. En otras palabras, no hay banco malo, sino un regalo, con lacito y todo, para Santander, La Caixa y BBVA.
Pero, aun así, queda pendiente el gran interrogante. Bankia. Si podrá o no asumir por sí sola el coste de las mayores provisiones y, en definitiva, si podrá permanecer independiente. Algo que dependerá de cómo redacten Economía y el Banco de España la nueva normativa. O, en caso de que tenga que fusionarse, quién se puede quedar con ella. Sirva esto como excusa para recordar el café de Fainé y Rato en Círculo de Bellas Artes que fotografió mi compañero Alberto Ortín.
Música contra la crisis. David Bowie (ayer cumplió 65), Space Oddity
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