El coste del riesgo reputacional
Los desorbitados sueldos y multimillonarias indemnizaciones percibidos por exdirectivos de algunas cajas de ahorros que, durante esta crisis, se han visto abocadas a recurrir a ayudas públicas han hecho mucho más que un peligroso agujero en las maltrechas arcas de las entidades. El cuestionable comportamiento desde el punto de vista ético de sus anteriores gestores también ha dañado la imagen de las entidades y provocado el enfado de su clientela. Como muestra, los últimos datos de la evolución del volumen de depósitos que gestionan, el principal termómetro que mide el nivel de confianza de los usuarios, pero sobre todo su compromiso con la entidad. CAM, intervenida por el Banco de España y salpicada por el escándalo de las elevadas retribuciones y pensiones que pactaron sus anteriores gestores, ha perdido 3.287 millones en depósitos entre enero y octubre. En el caso de Novagalicia, también afectada por las millonarias indemnizaciones a algunos de sus exdirectivos, la fuga de ahorros rozó los 1.000 millones solo en octubre, justo cuando trascendieron las citadas remuneraciones. Ahora el Gobierno parece dispuesto a tomar cartas en el asunto y, de momento, ha reclamado al Banco de España un informe sobre la idoneidad de estos pagos. Un gesto que debe ser la antesala de necesarios cambios legislativos al respecto.