Los sindicatos mueven ficha en la reforma
Los sindicatos han movido ficha, y felizmente una ficha positiva, en el proceso de negociación que están llevando a cabo con CEOE de cara a la reforma laboral que va a realizar el Gobierno. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, revelaba ayer en declaraciones a la Cadena SER algunas de las propuestas que su central y CC OO han puesto sobre la mesa que comparten con la patronal. Entre ellas destaca la posibilidad de que los empresarios puedan convertir el empleo a jornada completa en empleo a tiempo parcial como fórmula alternativa al despido, siempre que se cuente con el acuerdo del trabajador y el compromiso de recuperar la jornada habitual cuando mejoren las condiciones económicas de la empresa. Las organizaciones están dispuestas también a aceptar incrementos salariales por debajo del IPC durante 2012 y 2013, junto a una cláusula compensatoria que permita recuperar la pérdida de poder adquisitivo en 2014.
Como el propio Méndez sabe mejor que nadie, la situación actual obliga a los sindicatos a jerarquizar al más puro estilo aristotélico dos grandes bienes: las mejoras salariales y el mantenimiento del empleo. Y como no puede ser de otra forma, tanto UGT como CC OO han decidido poner en primer lugar el empleo. Lo adelantado ayer no agota ni mucho menos los deberes necesarios para lograr flexibilizar el mercado de trabajo en España, pero constituye un buen principio. No solo porque allana el camino para sentar las bases de la reforma de un modo consensuado, sino también porque refuerza el papel fundamental que los sindicatos pueden y deben jugar en esta coyuntura. Un papel constructivo, eficaz y realista, muy distinto al desempeñado junto a la patronal en los sucesivos intentos fallidos de llegar a un acuerdo en materia de negociación colectiva, área en la que es imprescindible la modernización.
A pocos días de terminar el plazo que Rajoy ha concedido a ambas partes para presentar sus propuestas, todo apunta a que podemos estar asistiendo a una nueva etapa en las relaciones entre sindicatos y empresarios. Desde estas páginas hemos insistido hasta la saciedad en que no hay tiempo que perder en la tarea de poner coto al desempleo y que esa batalla solo puede ganarse desde el pragmatismo, la responsabilidad y el sacrificio productivo de todos. El nuevo Gobierno, respaldado por un mandato en las urnas cuya contundencia es indiscutible, está perfectamente legitimado a la hora de legislar este capítulo de forma unilateral. Pero no cabe duda de que hacerlo con el apoyo de sindicatos y patronal es fundamental para garantizar el éxito de una reforma que debe compaginar la urgencia y la eficacia con la necesidad de gestionar una materia con importantísimas consecuencias sociales.