Juzgados con más productividad
El debate sobre la mejor fórmula para reducir los atascos endémicos que arrastra la administración de justicia española no ha hecho más que empezar. La propuesta del nuevo ministro del ramo, Alberto Ruiz-Gallardón, para habilitar el mes de agosto en juzgados y tribunales se ha encontrado con la resistencia de los colectivos profesionales involucrados, como es el caso de los abogados, los fiscales, jueces y procuradores. Ninguno de ellos niega la mayor -esto es, la insostenibilidad de la situación actual y la necesidad de introducir medidas de choque-, pero no comparten la esperanza de Gallardón sobre la utilidad de la medida. Desde estos colectivos se argumenta, no sin cierta razón, que probablemente resultaría mucho más efectivo habilitar las tardes en los juzgados y obligar a cumplir a rajatabla los horarios, dado que los magistrados tienen derecho a irse de vacaciones, si no en agosto, sí en cualquier otro mes. También hay que valorar los temores de quienes creen que esa medida puede perjudicar a los pequeños despachos de abogados, que cuentan con menores efectivos que las grandes firmas y que constituyen el grueso de la profesión en España. La necesidad de aumentar la productividad de la justicia no es discutible. Ahora resta la difícil tarea de encontrar la mejor fórmula para conseguir ese objetivo.