El bono a diez años cierra en el 5%, por debajo de su nivel a comienzos de 2011
Europa ha vivido pendiente de lo que acontecía en el mercado de deuda y España ha sido uno de esos países a los que el resto del Viejo Continente dirigía su mirada. El bono a diez años inauguró el 2011 en el 5,4%. Tras alcanzar su máximo el pasado noviembre, en los últimos días la rentabilidad ha bajado un 26% hasta cerrar ayer en el 5%.
Los repuntes de los diferenciales, especialmente en los estados periféricos, han sido los grandes protagonistas de la eurozona, desatando una crisis de deuda que ha puesto de manifiesto la incapacidad de los gobiernos de llegar a un acuerdo para frenarla.
El rescate a Portugal fue uno de los detonantes de la situación, a la que meses después le siguieron las dificultades de Grecia para obtener el sexto tramo de ayuda correspondiente al primer rescate, y los problemas de deuda a los que debe hacer frente Italia. La mala gestión desarrollada por el ex primer ministro Silvio Berlusconi acabó estallando es sus manos y forzó su dimisión.
Estos acontecimientos, además de tener efectos en el mercado de renta variable, sometido a una fuerte volatilidad, también repercutieron en el mercado de renta fija, hasta el momento considerado mucho más estable.
Mientras los inversores se refugiaban en el bund alemán, el bono español a diez años, acompañado del italiano, no paraba de aumentar. Si agosto fue un mes negro, los meses siguientes no supusieron una gran mejora. Ni los cambios de gobierno ni las sucesivas reuniones de los ministros de Finanzas y dirigentes europeos sirvieron para poner freno a unas tensiones que sesión a sesión empezaba a extenderse a economías tan fuertes como la francesa.
El bono español a diez años alcanzó su cota más elevada el pasado mes de noviembre, en concreto, el día 25. En ese momento, la rentabilidad se alzó al 6,7% superando la cota registrada en el octavo mes del año (6%).
Europa permanecía atenta a la gran cita del año, la refundación de euro, pero mientras llegaba, las dudas sobre España persistían llegando a hacer pensar a algunos que contaba con problemas de financiación. La subasta celebrada a mediados de noviembre hizo que el Tesoro pagara un interés del 7% para colocar el dinero previsto.
El hecho que el interés superara al de la rentabilidad en el mercado secundario llevó a la ex ministra de Economía, Elena salgado, a salir en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros y despajar las dudas que empezaban a circular sobre la posibilidad de que España no pudiera hacer frente a su deuda.
Pocos días después de este hecho el bono registró su máximo desde la entrada del euro, el 6,69% y acercaba al país al borde del precipicio. En el resto de vencimientos la situación era parecida. La deuda a cinco, tres y dos años, registraba en esos momentos sus mayores cotas y superaban el 6% en todos los tramos. Sin embargo, cuando todos los malos presagios apuntaban a España, en poco más de un mes los nubarrones comenzaron a despejarse y la rentabilidad del bono caía al 5%, un 7% menos de como inauguró el año.
Los motivos que justifican la caída de la rentabilidad en un 26% en cuestión de días hay que buscarla fuera de nuestras fronteras y muy especialmente en la subasta de liquidez del BCE que ha permitido inyectar liquidez al sistema financiero para extender el grifo del crédito a las familias y empresas que en los últimos tiempos contaban con numerosos problemas de acceso debido a la desconfianza que reinaba en el ambiente.
La medida anunciada por Mario Draghi tras la última reunión mensual del regulador sirvió de impulso para encauzar la senda de la mejora. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en las últimas subastas del año en donde se ha colocado más de lo previsto y la demanda ha sido muy elevada. Según señalan los analistas esta tendencia dominará los primeros meses del año y en las próximas emisiones el mercado será testigo de compras masivas de deuda que acabarán teniendo efecto en el mercado secundario.
A la iniciativa del BCE, que resultó un éxito si se tiene en cuenta que el dinero prestado superó las expectativas (se vendieron 489.000 millones frente a los 300.000 esperado por los analistas), hay que añadir las nuevas reformas emprendidas por el equipo de gobierno de Mariano Rajoy. Con el objetivo de reducir el déficit ayer se anunció una política impositiva para recaudar 9.000 millones de euros.
Todo ello ha permitido que el bono a diez años cerrase el año al 5%, es decir, por debajo de los primeros días del año y cerca del mínimo registrado en agosto (4,9%). Esta tendencia se extiende a los vencimientos a cinco, tres y dos años que cierran el 2011 en el 4,2%, el 3,4% y el 3,2%, respectivamente.