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Columna
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Más lío en Washington

Se ha producido un extraño cambio en los papeles habituales. Los republicanos de Estados Unidos quieren ahora aprobar un proyecto de ley de gasto de un billón de dólares y subir los impuestos, mientras que los demócratas quieren aumentar el recorte del impuesto sobre la renta y amenazan con un bloqueo del Gobierno. Independientemente del resultado de las últimas disputas, la víctima será la economía.

Como de costumbre, no parece haber espacio para el compromiso. El Partido Republicano ha escogido la ampliación del recorte en el impuesto sobre la renta como política de la Administración del presidente, Barack Obama. El partido está fijando las condiciones para que se apruebe su continuidad, que incluye forzar una decisión sobre si el oleoducto Keystone XL puede salir adelante y un recorte en los fondos para algunas partes de la ley de salud de Obama.

La Casa Blanca, por su parte, no aceptará revertir el impuesto a un nivel mayor mientras expiran los beneficios por desempleo. Y los senadores demócratas no aprobarán un proyecto de ley de gasto hasta que se llegue a un acuerdo sobre el impuesto sobre la renta. Eso se explica porque si se aprueba un proyecto de ley de gasto primero, la Cámara podría suspender sus sesiones por vacaciones y forzar al Senado a aceptar la versión de los republicanos sobre la ley relacionada con los impuestos, con algunos ases bajo la manga.

Por supuesto todo eso podría ser solo suponer un poco más de llevar las políticas al límite. Pero por ahora, el partido republicano parece contentarse con permitir aumentar los impuestos a cambio de concesiones importantes que los demócratas se niegan a ceder.

El último lío en Washington no aliviará la percepción de mayor riesgo político en EE UU. En este caso, el Congreso ni siquiera parece capaz de seguir con el statu quo incluso a pesar de que la recuperación económica sigue siendo frágil. Si no se logra salir de este punto muerto, los votantes escogerán un culpable el próximo noviembre. Pero para entonces, ya se habrá infligido daño a la confianza y el crecimiento.

Por George Hay.

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