Transparencia en el mercado de preferentes
El Banco de España y la CNMV están decididos a introducir transparencia en las emisiones y valoración de las preferentes por parte del sistema financiero español, que en el comienzo de la crisis se convirtieron en uno de los elementos estrella para recapitalizarse evitando las ampliaciones de capital clásicas. Los bancos cotizados tienen más de 17.000 millones de euros de preferentes en el mercado, una cantidad que supera los 31.000 si se contabilizan las emisiones de las empresas no financieras. Algunas de sus características las convierten en jugosas oportunidades de inversión para los tomadores (suelen estar bien remuneradas, tienen derecho preferente de cobro frente a las acciones ordinarias y no son responsables solidarias de las pérdidas), pero otras las sitúan como una apuesta poco transparente y poco o nada líquida, puesto que se comercian en mercados secundarios opacos y en muchos casos carecen de periodo de vencimiento definido. Como con otros muchos productos similares, cuando todo va bien afloran sus aspectos positivos, y cuando todo se tuerce, como ahora, los negativos se imponen.
Y estas han sido precisamente las que ahora han puesto en pie de guerra a los tenedores, por la imposibilidad de recuperar su inversión y, en caso de hacerlo, encajando pérdidas; y en un aprieto a los emisores, entidades mayoritariamente solventes y que han vendido con la mejor buena fe las preferentes a sus clientes más confiados. La práctica totalidad de las preferentes emitidas por los bancos cotizan muy por debajo de su valor nominal, puesto que han corrido la suerte que las participaciones ordinarias en los mercados de renta variable.
Para corregir los aspectos negativos de estos instrumentos en los que ha quedado atrapada la clientela, los reguladores y supervisores obligarán desde enero a ofrecer mayor transparencia a las preferentes ya emitidas, haciendo público su valor en cada momento. Pero de forma paralela, y más por la presión regulatoria de la Autoridad Bancaria Europea que por la de la CNMV, los bancos y cajas han iniciado una operación de transformación de estos instrumentos de capital secundario en capital de primera calidad, en core capital, variable que ahora mide el nivel real de solvencia de la banca en Europa.
En casi todos los casos con un rescate a precio nominal, la banca ofrece su conversión en acciones ordinarias, sujetas a la remuneración a los socios, o su conversión en obligaciones obligatoriamente convertibles. De la necesidad, virtud, desde luego. Pero así la banca arregla dos problemas: su nivel de solvencia y el agujero negro creado por unos instrumentos legales, pero que han atrapado a miles de ahorradores con la buena fe de los buenos tiempos.