Lloyds debe calmar a los inversores
Lloyds Banking Group se ha quedado con lo que conoce. Siguiendo el consejo médico independiente, el consejero delegado, António Horta-Osório, volverá al trabajo en la entidad de Reino Unido en enero. Para entonces, habrá tenido dos meses de recuperación tras el agotamiento sufrido por el trabajo.
Moralmente, y probablemente legalmente, Lloyds ha realizado la llamada oportuna. Como director de una de las divisiones del banco, Horta-Osório habría tenido derecho a volver si hubiera estado dispuesto y tenido autorización médica. No se merece menos.
Quienes tienen la responsabilidad de la decisión han tenido también un imperativo más pragmático. Cuando entró en el negocio, Horta-Osório fue visto como un contrato estrella. Se le dio un margen considerable para borrar a la antigua dirección y traer un equipo nuevo. Si Lloyds hubiera encontrado una manera de dejarlo ir tras su ausencia forzada, esto habría creado un enorme dolor de cabeza sobre qué hacer con las nuevas contrataciones.
Horta-Osório no es un jefe de división, sino un alto directivo bajo el escrutinio de una gran cantidad de inversores que están muy nerviosos. Si puede probarse a sí mismo un nombramiento con éxito a pesar del contratiempo médico, las preocupaciones de los inversores se esfumarán. Mientras tanto, sin embargo, querrán saber cómo el mejor equipo de Lloyds puede repartir sus responsabilidades para que Horta-Osório no cargue demasiado sobre sí mismo. Eso podría hacerse mediante el nombramiento de un nuevo director de operaciones con considerable influencia. El presidente, Win Bischoff, podría ayudar a solventar la situación preparando y dando a conocer un plan de sucesión fuerte -para todos los altos cargos, incluyendo el suyo-. Con más de 70 años no es probable que sea presidente por mucho más tiempo. Aunque Bischoff podría haber evitado algunas de las recientes alarmas si se hubieran presentado contingencias más adecuadas.
Por George Hay