Invierno en el Barrio Rojo
Los triángulos amorosos nunca son equiláteros. Son tan distintos los tres lados de este Invierno en el Barrio Rojo y cada ángulo somete a los demás con una fuerza tal, que a veces se hace irreconocible su geometría. Ellos son dos viejos amigos, Matt y Daniel. Pocos años después de acabar la universidad en Nueva York viajan a Amsterdam. Allí conocen a la chica, Cristina, una prostituta. Matt se enamora de Cristina, pero ella prefiere a Daniel.
El realismo sucio, esa etiqueta tan estadounidense, mancha intencionadamente el texto (Adam Rapp, finalista del premio Pulitzer 2004). Por la habitación del Barrio Rojo se pasean Miller y Carver en pretendidas digresiones meta narrativas. Sí, es una historia de perdedores, contada de manera directa, tono agrio y sin atisbo de psicologismo. Pero no se engañen, pese a todo, el ideal del amor romántico, ese invento europeo de finales del S.XVIII, trágico y desdichado, recorre todo el montaje.
"Sólo justo después de haberse puesto plenamente de acuerdo sobre lo conocido se puede avanzar de forma conjunta hacia lo desconocido", avisaba Goethe en su manual, Las afinidades electivas. Bien, pues los personajes de esta historia no conocen la certeza. Al igual que en otras celebres relaciones triangulares, el idilio no es más que un simulacro, un subterfugio. El encuentro a tres que desencadena todo lo demás dura apenas un día, unas horas. La pulsión amorosa es aquí sustituida por una desesperada necesidad de redención. La búsqueda en el otro de la salvación del yo.
Marta Etura, en su primera incursión en la dirección, guía con mimo a estos tres personajes desnortados, en ocasiones, demasiado encajados en sus respectivos estereotipos. Matt, pusilánime y neurótico escritor obsesionado con la alumbrar la obra perfecta. Daniel (falso) amigo canalla, hombre de negocios sin escrúpulos. Cristina, condenada por la mala estrella a desaprovechar su supuesto talento artístico. Pese al desajuste de algunos mimbres, el montaje nos sirve situaciones en una atmósfera particularmente honesta. Una propuesta interpretativa sincera y emocionante, ensamblada con acierto a la evocadora música de Tom Waits.
Donde: Centro de Nuevos Creadores (Sala Mirador). Doctor Fourquet, 31, Madrid.
Cuando: J, V y S a las 20 h. D a las 19 h. Hasta 18 de diciembre de 2011
Cuanto: : 16 euros.