La pelota pasa ahora al tejado del G-20
Los países de la UE recurrirán al FMI para apagar el incendio. De momento, aportarán 200.000 millones de euros más a través de préstamos bilaterales, pero la entrada del FMI abre la puerta a los países emergentes, que estarían dispuestos a aumentar la potencia de tiro del fondo hasta los 400.000 millones.
Las potencias emergentes llevan meses siendo cortejadas por las instituciones europeas. Los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) decidieron en la última cumbre del G-20 de Cannes que no entrarían en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Sólo ayudarían a la vieja Europa a través del Fondo Monetario Internacional.
Los Veintisiete, reunidos desde ayer en Bruselas, acordaron esta madrugada otorgar más protagonismo al organismo multinacional, tal y como se venía especulando en los fechas previas. Los países de la UE reforzarán con 200.000 millones de euros, a través de préstamos bilaterales, los recursos del FMI para que pueda hacer frente a hipotéticos nuevos rescates de países en dificultades. La directora de la entidad Christine Lagarde, ha celebrado el acuerdo y ha señalado que la decisión que tendrá que ser confirmada en los próximos 10 días.
En los últimas semanas, el organismo modificó sus líneas de crédito con el objetivo claro de actualizar su funcionamiento al nuevo escenario de crisis en Europa. Fuentes de la entidad citadas por el diario británico Financial Times aseguran que una vez confirmada la posición del la UE, el resto de países miembros del FMI no pondrían problemas a una ampliación del fondo. El ministro brasileño de Economía, Guido Mantega, afirmó ayer que "Nos pondremos de acuerdo con China, India y Rusia en el seno del FMI para ayudar a Europa".
El mismo diario apuntaba ayer que tras la aportación de los emergentes, la potencia de tiro del FMI podría alcanzar hasta los 400.000 millones de euros. Los líderes de los países desarrollados y emergentes ya discutieron durante su última reunión de noviembre la duplicación de los recursos del FMI para ampliar las ayudas del organismo a los países en dificultades, barajándose entonces la cifra de los 675.000 millones de euros.