La banca, a pagar por sus pecados
España quiere que su banca pague por sus pecados -literalmente-. El Banco Sabadell está quitándole de las manos a Madrid a una CAM en problemas con la ayuda de una gran inyección de capital del fondo de garantía de depósitos -una entidad financiada por el sector-. Acuerdos de este tipo minimizan el coste a los contribuyentes, pero no son gratis para el Estado y no resolverán todos los problemas.
El rescate de la CAM no es barato. Sabadell se hará con la CAM tras recibir una inyección de 5.250 millones de euros del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Este caldero dispone de 6.600 millones en recursos, y también se ha comprometido en garantizar el 80% de las pérdidas de los 24.600 millones de valor de los activos de la CAM en diez años. Un auditor ha estimado las pérdidas potenciales en 5.500 millones, de las cuales 3.900 millones ya se han aprovisionado. Si este pronóstico es acertado, el total del rescate de la CAM -el aumento de capital más el seguro de pérdidas no provisionadas- será de 6.500 millones. La ventaja de este esquema es que el rescate de la CAM tendrá un impacto nulo en el déficit presupuestario de este año, en un momento en el que ya es probable que el Gobierno no cumpla con el objetivo del 6% del PIB. Pero el fondo de rescate, el FROB, tendrá todavía que garantizar la financiación de la CAM. Es más, el rescate de la caja agotará los recursos del FGD, que también están destinados a garantizar los depósitos así como pagar las pérdidas potenciales de rescates de bancos pasados y futuros. No es de extrañar que el Gobierno ordenara recientemente a los bancos que reforzaran sus contribuciones al FGD. Estas podrían sumar hasta 2.500 millones al año, con base de 2010, según estimaciones de Cheuvreux. Pero esto no es en absoluto suficiente para cubrir futuras pérdidas en el sistema, sobre todo si el nuevo Gobierno opta por crear un banco malo para los 176.000 millones de activos inmobiliarios problemáticos.
Así que el FGD tendrá que pedir más ayuda del sector, o dinero prestado de forma externa mediante una garantía estatal. La carga adicional sobre la banca no ayudará a los problemas de crédito de España. En el pasado, la mitad del FGD fue financiado por el Estado. La prioridad del próximo Gobierno debería ser lograr una reestructuración bancaria definitiva.
Por Fiona Maharg-Bravo