Estructuras enormes casi vacías de poder
La mayor parte del sector de cajas reniega del modelo de fundaciones. Cuando comenzó la reordenación del mismo, muchos recordaban cómo en Italia, una normativa que había transformado las cassas de rispargmio en fundaciones, acabó por laminar este tipo de entidades financieras, similares a las cajas de ahorros. También en Reino Unido, una legislación que permitía que los savings banks captaran capital provocó que, en pocos años, estos fueran absorbidos por bancos comerciales privados.
Avanzados los meses, ese camino, parece cada vez más cercano. Con la nueva regulación promovida por el Gobierno para que las cajas comenzaran a ejercer su actividad financiera a través de bancos, las estructuras originales se han ido vaciando de contenido. "¿Qué sentido tiene mantener una costosa asamblea general, numerosas comisiones y una ficha bancaria, cuando la única actividad de la caja es ser accionista de un banco y gestionar la obra social?", se pregunta un directivo del sector.
El primer y único caso que se ha producido en España de conversión de una caja en una fundación tuvo lugar con Caja Castilla La Mancha (CCM), la primera caja intervenida. El nuevo Banco CCM fue adjudicado en subasta al grupo Cajastur, pero la antigua caja de ahorros siguió manteniendo un 25% del accionariado. La propia asamblea de la caja aprobó su inmolación, para pasar a convertirse en la Fundación CCM.
Otra de las comunidades donde ha empezado a plantearse la posibilidad de transitar hacia un modelo de fundación es Galicia. Con la nacionalización de la caja regional, Novacaixagalicia, esta ha pasado a controlar un 15% del accionariado de Novagalicia Banco (la entidad a la que trasladó todo su negocio bancario). Aunque existe la posibilidad de que la caja llegara a recomprar la participación que ahora mantiene el Estado en este banco (a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), la actual situación de la economía hace prever que los resultados de la entidad financiera sean muy limitados, con lo que también lo serán los dividendos que pueda cobrar Novacaixagalicia. Siendo esta la única fuente de ingresos de la caja, y siendo su única actividad la gestión de esa participación del 15% y de la obra social, algunos políticos han reclamado en el Parlamento gallego que se convierta la caja en una fundación.
El presidente del Principado de Asturias, Francisco Álvarez Cascos, también ha reclamado en varias ocasiones la conveniencia de la conversión de la caja regional, Cajastur, en una fundación. En un decálogo distribuido entre personal de la entidad, Cascos defiende que el modelo de fundación "garantiza transparencia, implica un compromiso social, permite que las retribuciones y los nombramientos correspondan a un patronato y aleja el riesgo de operaciones especulativas".