Generar confianza y credibilidad
La situación económica española se puede definir en tres puntos: prima de riesgo del bono español con respecto al alemán fuera de control, tasa de paro por encima del 20% de la población activa española y dificultades para mantener la promesa de controlar la deuda y el déficit público. Al Gobierno de Mariano Rajoy se le presenta el gran reto de generar confianza y credibilidad en la economía española. Tan sencillo y tan complicado como eso.
El principal problema con el que tiene que lidiar el nuevo Ejecutivo es el desempleo: la tasa de paro se situó en el 21,5% en el tercer trimestre de 2011 y las perspectivas apuntan hacia su crecimiento en los próximos meses, previsiblemente hasta llegar a cifras cercanas al 23%. Y el problema no está solo en el número de desempleados, sino en que casi la mitad son parados de larga duración, lo que agrava más el problema social y la carga para las arcas públicas. Para solucionarlo, solo hay dos opciones, no excluyentes: fomentar la creación de empresas y flexibilizar el mercado de trabajo. No solo se trata de que haya más negocios que generen puestos de trabajo, se debe buscar animar la contratación dentro de estas empresas. La creación de empresas debe ser incentivada desde el lado público, mejorando el clima empresarial y el acceso al crédito, pero también reduciendo los impuestos a las empresas de nueva creación, especialmente aquellas que se creen en sectores de alto valor añadido o intensivos en tecnología. La reforma del mercado laboral debe implicar una reducción en los costes del despido que haga que los empresarios pierdan el miedo a contratar nuevos trabajadores. Y una reducción de las cuotas mínimas de la Seguridad Social podría empujar al fomento de trabajos a tiempo parcial.
El segundo problema al que se enfrenta la economía española es el déficit público y, por extensión, la deuda pública. El Gobierno español tiene como objetivo no superar el 6% del PIB en forma de déficit para el final de 2012, pero esto implica un recorte muy importante sobre los niveles de gasto actuales. Nuestro país está en una situación complicada y cumplir con estos objetivos de déficit y deuda es básico para poder atajar potenciales aumentos de la prima de riesgo con respecto al bono alemán. Aunque parezca complicado, si no se quiere tocar la parte principal desde el lado de los gastos (pensiones, prestaciones por desempleo, etc.), solo se puede mejorar desde el lado de los ingresos. La manera más sencilla de aumentar los ingresos públicos sería un aumento del IVA. España es uno de los países de la Unión Europea con los niveles más bajos en este impuesto. Sin embargo, la última subida de IVA aún está reciente en la cabeza de los españoles, puede suponer la ralentización del consumo de las familias y quizá no sea el mejor momento para llevarlo a cabo. Una opción alternativa sería la persecución del fraude. Sin embargo, no llenará las arcas del Estado en el corto plazo. Ante esta disyuntiva, quizá la mejor opción es recortar hasta donde se pueda y agilizar los mecanismos de recaudación, especialmente desde el lado de las comunidades autónomas y los gobiernos locales. En cualquier caso, obviamente, la mejor manera de mejorar los ingresos del Estado procede de la reactivación económica.
El tercer problema es la reestructuración del sistema financiero. Es esencial que se cierre definitivamente la reforma de las cajas para que estas funcionen de forma eficiente. Pese a las fusiones de este último año, el sistema financiero español debe aún reforzar su capital para hacer frente a las posibles pérdidas derivadas de la cartera de deuda soberana europea, lo que podría seguir golpeando el acceso al crédito, uno de los motores para la actividad empresarial y el crecimiento económico. Sin embargo, la falta de credibilidad en el sistema bancario español no solo procede de la falta de capital, también de la alta tenencia de inmuebles por parte de bancos y cajas españoles. Este es otro de los problemas que solo se resolverán con la mejora del clima económico.
Podríamos afirmar que los tres grandes problemas de la economía española están interrelacionados, incluso que los tres proceden y generan la misma falta de confianza y credibilidad que paraliza la economía española. Sin embargo, la primera medida que tiene que llevar a cabo el nuevo Gobierno es ser eficiente, consecuente y cumplidor en sus propuestas y promesas. Solo así se generará la tan manida confianza de los mercados.
Patricia Gabaldón. Profesora de Economía de IE Business School