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Universidades en la nube

La decisión sobre los sistemas y las tecnologías que se deben emplear en una organización es compleja. Se toman en consideración numerosos elementos de todo tipo: un modelo abierto o cerrado, la creación de una red propia o la participación en las existentes o la externalización de todo o la parte del sistema. En el ámbito de la educación, las universidades tienen que decidir qué tipo de sistemas emplean, teniendo en cuenta que muchos ofrecen un paquete cerrado de hardware y software propietario. Para terminar de incrementar la complejidad, la decisión de “subir a la nube” parece ahora inaplazable.

Para atender esta demanda, Google Apps For Education ha creado un programa que consiste en la agregación y la personalización de cinco herramientas (correo, calendario, Google Docs, sitios web y grupos). Para compartir buenas prácticas y fomentar el uso del modelo cloud ha creado el Foro de Universidades en la Nube. Según los datos proporcionados por la compañía, en España trece instituciones trabajan ya con este modelo, que atiende a 400.000 usuarios. En todo el mundo, la cifra de usuarios alcanza los quince millones de estudiantes, profesores y personal administrativo.

Campus Computing refleja que el cambio a la nube no está siendo tan rápido como se puede pensar. Este proyecto, que analiza el rol de las tecnologías en las instituciones estadounidenses de educación superior desde 1994, muestra que solamente 21 campus cuenta con un plan estratégico para desarrollarse en la nube. Las operaciones más delicadas (como puede ser los ERP o la gestión del CRM) no se desarrollan bajo este sistema, bien sea por razones de privacidad y protección de datos, la falta de competencia entre proveedores, la poca confianza en la herramienta o por la falta de presupuesto para acometer la transformación. Sin embargo, la mayoría de las instituciones sí ha apostado por la externalización del correo electrónico de los estudiantes, que es un cuello de botella permanente. La mayoría de las universidades ha apostado por Google, seguido de las aplicaciones de Microsoft y Zimbra.

El informe muestra otras tendencias al alza: las aplicaciones directamente diseñadas para los smartphones y las tabletas. Según Kenneth C. Green, director del informe, considera que estas herramientas facilitan la experiencia del estudiante y, además, en el mercado hay multitud de proveedores de servicios. De hecho, la encuesta refleja que el 55,3% de las universidades públicas ha creado una aplicación durante el pasado curso o tiene previsto realizarlo éste. Son veinte puntos porcentuales más que en 2010. En el ámbito privado, ya el 50% cuenta con algún tipo de aplicación móvil. En general, más del 70% de los encuestados considera que la tecnología móvil será un elemento esencial en el corto plazo.

En cambio, el ebook no termina de integrarse en las estrategias digitales. Según la encuesta, existe todavía confusión entre los contenidos y las plataformas. Como en otros ámbitos, la proposición de valor pasa por la combinación de tres elementos fundamentales: el precio final para el estudiante, las características técnicas y los formatos. En relación con los contenidos, la nube vuelve a poner de manifiesto la cuestión de la gestión de los derechos de autor. Existe un creciente interés por parte de las instituciones en divulgar el conocimiento y los programas académicos. Por eso se anima a los profesores a producir los contenidos en la nube mediante el uso de licencias Creative Commons. Las razones de fondo son dos. Por un lado, desde el punto de vista del marketing, la expansión de contenidos captar la atención de posibles estudiantes, generar reputación y posicionarse como un centro de referencia académica. Por otro, el uso de licencias Creative Commons reduce los problemas derivados de la gestión de los copyrights.

El proceso de digitalización continúa imparable. En mi opinión, ofrece numerosas ventajas para la gestión y la creación de un entorno. Hay que apostar por un sistema y saber qué consecuencias tiene en la vida cotidiana de la academia; la nube parece una solución válida, pero habrá que esperar un poco todavía para ver hasta dónde puede llegar.

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