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Sector financiero

Carrera contra reloj para cuadrar el puzle de fusiones

El impulso del nuevo Gobierno, junto a las pésimas perspectivas de negocio para el próximo año, acelerarán las uniones bancarias, según los expertos.

Los empresarios, pesimistas
Los empresarios, pesimistas

La carrera contra reloj para cuadrar el puzle del sistema financiero español ha comenzado. El triunfo del Partido Popular, una fuerza política que entre sus promesas electorales ha abanderado el saneamiento de la banca como una de las prioridades para salir de la actual crisis, hace prever que el pistoletazo de salida para que arranque la segunda oleada de fusiones sea inminente. Y muestra de este compromiso es que, dos días después de la victoria aplastante de los populares en las urnas, el presidente electo Mariano Rajoy ya ha recibido en su despacho de Génova a los principales espadas del sector financiero -Rodrigo Rato, presidente de Bankia, Isidro Fainé, presidente de CaixaBank, y Francisco González, presidente de BBVA- y en los próximos días está previsto que se reúna con el resto.

El tiempo apremia, según los expertos, y cuando la primera pieza encaje será solo cuestión de meses para que todo el rompecabezas bancario esté completado. "No tiene ningún sentido demorarlo por más tiempo. Una de las cosas que el PP había reclamado era un saneamiento más rápido del sector financiero. Estará antes de junio de 2012, plazo que la Autoridad Bancaria Europea (ABE) ha marcado para tener listas las nuevas exigencias de capital", señala Félix González, socio director general de Capitalia Familiar. Añade que el número de entidades se va a reducir "drásticamente", sobre todo por parte de las cajas de ahorros, donde augura que quedarán tres o cuatro grandes grupos.

"El proceso de concentración va a continuar en el sector, y si el Gobierno lo anima se va a acelerar sin ninguna duda. El modelo de banca universal requiere de economías de escala, y para explotarlas hace falta dimensión", coincide el director general de una entidad. Este apunta que de los veinte grupos financieros que hay en España en la actualidad quedarán al final entre ocho y nueve entidades y tal vez alguna de menor tamaño operando en algún nicho de mercado específico, como Bankinter o Banca March.

Como primer paso, los expertos consideran fundamental que el nuevo Ejecutivo lance una señal con el visto bueno a la creación de un banco malo, un instrumento que las entidades ven imprescindible para que el sistema recobre la confianza al aislar todos o parte de los activos que ahora intoxican los balances. Una alternativa que, de hecho, ya ha sido puesta en práctica por algunas entidades a título individual.

De momento, y hasta que el PP concrete cuál será su política en este sentido, la primera patata caliente que tiene el nuevo Gobierno y el Banco de España son las dos últimas entidades intervenidas: CAM y Banco de Valencia. El proceso de venta de la caja alicantina se ha complicado. Su subasta, cuyo plazo de presentación de ofertas vinculantes terminó el jueves, quedó descafeinada, al presentarse en la puja solo algunas entidades medianas, como Sabadell, y caerse de la terna Santander, BBVA y La Caixa. Según los expertos, el tamaño de estos -Sabadell tiene 95.707 millones de activos frente a los 71.000 millones de CAM- es demasiado pequeño como para integrar CAM. El desinterés por la caja alicantina, a pesar de que el Banco de España ha ampliado el esquema de garantías para absorber posibles pérdidas inesperadas, ha obligado al supervisor a plantearse la posibilidad de venderla por partes, una opción a la que se había resistido el gobernador. Sabadell también se ha postulado como pretendiente de Banco de Valencia, en el que se ha detectado un déficit de 600 millones hasta marzo, si bien en este caso la operación sería más viable por el tamaño más reducido del botín, con 24.000 millones.

Pero al margen de estas dos entidades y, tras meses de intensas negociaciones en las que bancos y cajas han examinado con lupa a todos sus competidores y han explorado todas las posibles combinaciones, la partida se juega ahora en dos bandos: cazadores y presas. Dentro del primer grupo, salen como favoritos los dos grandes bancos españoles, Santander y BBVA, algún banco mediano, que como Popular ya ha movido la primera ficha con la absorción de Banco Pastor, o a Banco Sabadell y a un selecto grupo de cajas de ahorros, entre las que se encuentran CaixaBank, Unicaja, Kutxa Bank o Ibercaja, que han sabido capear el temporal y conservar unos robustos ratios de capital. En el pelotón de cola, figuran las cajas de ahorros a las que el Estado ha tenido que inyectar capital y ahora controla su gestión -CatalunyaCaixa, Unnim y Novagalicia- y otras entidades que, a pesar de haber acometido ya integraciones, no cuentan con músculo suficiente para afrontar el negro panorama que se avecina, como Liberbank, Caja3, BMN o Banca Cívica.

Los expertos indican que, además de la voluntad política por impulsar el proceso de concentración, existen más factores que acelerarán las fusiones. Las perspectivas de negocio en España son muy desfavorables, con una expectativas de crecimiento económico planas, el grifo del crédito cerrado a cal y canto por los crecientes problemas de liquidez de las entidades, las perspectivas de nuevos incrementos de la morosidad y los cada vez mayores aprietos para captar pasivo. Unas dificultades que se han agravado después de que la deuda pública se haya convertido en el principal competidor de la banca con rentabilidades por encima del 5%, superiores a los depósitos, pagarés y bonos que las entidades. Con este escenario, la única vacuna para el sector pasa por recortar costes por la vía de las integraciones.

El problema es hay puntos en contra para los candidatos a liderar operaciones. Félix González indica que la posición de los dos grandes bancos, más resguardados de la crisis del ladrillo nacional por el perfil de un negocio más diversificado, es complicada. "Tanto Santander como BBVA tienen sus propios problemas internos, con la urgencia de captar miles de millones de capital antes de junio para cumplir con los requisitos de la ABE. A no ser por temas políticos (que reciban presiones desde el Banco de España o desde el Gobierno para quedarse con alguna de las entidades más débiles), no creo que estén dispuestos a asumir más riesgos con una gran compra".

Quinielas

Las quinielas son de los más variopintas. Unicaja, en proceso de fusión con Caja España-Duero, se ha acercado a Caja3 y negocia con Liberbank, según fuentes del sector financiero. A BBVA se le han adjudicado novias como las catalanas Catalunya Caixa o Unnim, una opción que el Banco de España ve con buenos ojos, según estas mismas fuentes. E incluso se apunta a que matrimonios entre los cuatro grandes podrían llegar a buen puerto. En este capítulo se apunta a la buena sintonía existente entre Rodrigo Rato e Isidro Fainé, los primeros espadas de CaixaBank y Bankia, una unión con la que se especula desde hace más de una década. La operación crearía un gigante financiero de 570.731 millones de euros de volumen de activos y le situaría corta distancia del segundo gran banco español, BBVA, que cuenta con 584.438 millones en activos.

En lo que coinciden los expertos es en que el papel que jugarán las entidades extranjeras en el proceso de concentración será reducido por no decir nulo. "Francia tiene graves problemas porque sus grandes bancos están sobrecargados de deuda soberana de Grecia. Austria tiene problemas en Europa del Este. Alemania tiene en quiebra a fecha fija varios de sus grandes bancos públicos. Bélgica tiene que recuperar las pérdidas de Dexia. Holanda tuvo que segregar los seguros de su banca comercial y en EE UU han cerrado más de 1.000 bancos comerciales (aparte de los grandes bancos de inversiones). La mayoría están recortando plantillas y cerrando redes. Les interesa más Asia y les asusta la zona euro. Antes comprarían en Reino Unido, con moneda propia y un banco central de última instancia, responsable y ejemplar", comenta Robert Tornabell, exdecano y catedrático de Finanzas de Esade. Por su parte, Ignacio Cantos, responsable de renta variable de Atlas Capital, señala que hasta ahora el único que ha mostrado interés es Barclays.

De cualquier modo, para saber quién acierta en la colocación de las piezas en el tablero habrá que esperar unos meses.

Las cifras

176.00 millones de euros es el volumen de activos tóxicos que tiene la banca española en sus balances.9% es el 'core' Tier 1 que exigirá la Autoridad Bancaria Europea a las entidades sistémicas. En el caso español, Santander y BBVA.7,16% alcanzó la tasa de morosidad en España el pasado mes de septiembre, con lo que se sitúa en máximos desde 1994.

Crear un 'banco malo', una eterna demanda

La creación de un banco malo precipitaría el proceso de fusiones, según todos los expertos. "En la reestructuración del sector financiero es clave que el PP acometa su reforma, con la constitución de un banco malo", señala Ignacio Cantos. Esta opción, que la banca negocia desde hace meses con los partidos políticos, permitiría aislar los activos tóxicos del sistema y facilitaría las operaciones corporativas."La falta de liquidez deriva de la falta de confianza, proveniente tanto de la prima de riesgo país tan elevada -en España ha rozado la línea roja de los 500 puntos básicos- como de mala calidad del activo y el desconocimiento del tamaño del agujero inmobiliario del sistema. La liquidez se empezará a normalizar cuando Europa reaccione y las primas de riesgo bajen y también si se hace el banco malo en España", señala un directivo de una entidad mediana. Añade que la fórmula más idónea hubiera sido vender los activos inmobiliarios a precios de mercado de hoy a este fondo malo y ampliar capital después y no, como está ocurriendo, hacer el proceso al revés: exigir capital sin haber saneado el activo primero.El nuevo Gobierno se ha mostrado abierto a la creación de este instrumento, si bien aún se negocian los detalles. Qué activos se incluirán, cómo se financiará... En principio, los partidos habían accedido a que en este banco malo se incluyera el suelo, el principal lastre de la banca española, ya que supone el 39% del crédito (65.900 millones), según el último informe de Estabilidad Financiera del Banco de España. No obstante, no se descarta que al final se acepten otros activos.

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