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Columna
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El FMI, todavía más indulgente

El Fondo Monetario Internacional (FMI) parece estar saliéndose de su camino para ayudar a Europa. Con los nuevos acuerdos de préstamos dados a conocer el pasado martes, los más flexibles en los 60 años de historia del Fondo, países como Francia podrán tomar prestado importantes sumas al calor de una crisis y con menores exigencias políticas típicas del FMI. Los 400.000 millones de dólares que el FMI ha dejado en sus arcas ayudarán, aunque no pueden salvar por sí solas a Europa. Además, hacer más fácil el acceso al dinero podría permitir a los países inocentes retrasar sus necesarios arreglos.

Tomar prestado del FMI suele ser el último recurso para los países desesperados. Los tradicionales préstamos del Fondo suelen llevar meses de negociaciones y por lo general van unidos a dolorosas restricciones en el gasto público. A raíz de la crisis financiera de 2008, sin embargo, el FMI trató de reducir el estigma de sus préstamos ofreciendo líneas de crédito a los países con una buena conducta que quisieran una mayor seguridad frente a imprevistos. Ahora, el FMI busca ser incluso más compresivo.

Las nuevas líneas salvavidas permiten a los Gobiernos con buenas políticas obtener de cinco a diez veces sus cuotas estándar incluso después de que haya comenzado la crisis. Esta línea de ayuda abre, sin duda, nuevas posibilidades a los países europeos en buena forma -junto a otros países afectados por la crisis-. Desde luego, incluso aunque el FMI prestara hasta el límite, esto solo cubriría una parte de la brecha. Por ejemplo, si Francia tuviera que obtener 167.000 millones de dólares -o 10 veces su cuota- estaría lejos aún de los 246.000 millones que se prevé que necesite en 2012.

El acceso más fácil al crédito del FMI viene asociado a riesgos. La crisis podría agotar rápidamente la potencia de fuego que le queda al Fondo. Un préstamo del Banco Central Europeo, o de cualquier otro organismo, para reponer los recursos del FMI sería entonces más necesario. El FMI nunca había sido tan indulgente con los potenciales prestatarios. Europa apreciará la comprensión, pero esperamos que no se aproveche.

Por C. Swann / A. T. Crane

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