Austeridad, reformas y europeísmo
Un día después de su histórica victoria del domingo en las urnas, y sin haber tenido -literalmente- tiempo para degustarla, el Partido Popular ha lanzado los primeros mensajes sobre cuáles serán sus prioridades al frente del Gobierno. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, adelantaba ayer, tras la reunión del comité ejecutivo del partido, que Mariano Rajoy hará todo lo posible por acelerar la constitución de su Ejecutivo, pero recordó que las limitaciones del calendario poselectoral impedirán que ello pueda llevarse a cabo mucho antes de Navidad. Como no podía ser de otra forma, el líder popular ha hablado ya con el presidente en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, para comenzar desde hoy mismo un proceso de traspaso de poderes que el PP presume será "modélico". Una circunstancia no solo deseable, sino absolutamente imprescindible, dada la insostenible situación que vive en estos momentos España. Los populares han resumido en tres ejes el espíritu con el que llegan al Gobierno: austeridad, reformas y europeísmo. Tres términos claves en el diseño de la compleja, dura e ingrata hoja de ruta que Mariano Rajoy deberá poner en marcha antes de final de año y que incluye decisiones inaplazables en materia de ajuste fiscal, como la congelación de las pensiones o la preparación de los nuevos Presupuestos. Los populares son conscientes de que no dispondrán de los tradicionales 100 días de gracia para poner en marcha el proyecto que se han comprometido a llevar a cabo. Como también lo son -así lo recordaba ayer la propia Cospedal- de que la urgencia del momento requiere que el PP haga pleno uso del firme mandato de cambio y reforma que la sociedad española ha puesto en sus manos.
Como primer aviso a navegantes de la determinación con que pretenden guiar la nave, los populares han advertido a los agentes sociales de que la profunda reforma laboral que precisa España no puede eternizarse y que el Gobierno está dispuesto "a hacer lo que tenga que hacer" si no encuentra una colaboración razonable para llevar a cabo ese objetivo. No en vano, junto a la obligación de cumplir con sus compromisos en materia de ajuste fiscal, la reforma del mercado de trabajo es una de las más importantes asignaturas que tiene el nuevo Ejecutivo por delante. También lo es transmitir a los mercados y a Bruselas la confianza de que España hará los sacrificios necesarios para cumplir con sus obligaciones financieras y presupuestarias. Una seguridad que Mariano Rajoy ha transmitido ya a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, al mismo tiempo que ha reclamado a ambos una estrategia conjunta por parte de las instituciones y Gobiernos de la eurozona para solucionar la crisis de deuda y socorrer a los países dispuestos a hacer los sacrificios necesarios para solventarla. De él depende, tanto como de la propia Europa, que pueda llevarse a cabo.