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Crisis de la deuda italiana

Italia, un enfermo crónico lastrado por su deuda

Los analistas temen que las reformas lleguen tarde

Italia, un enfermo crónico lastrado por su deuda
Italia, un enfermo crónico lastrado por su deudaEFE

En el año 2006, The Economist se refería a Italia en los mismos términos que utilizó el zar Nicolás I para definir el Imperio Otomano: "El verdadero enfermo de Europa". Por aquel entonces, el "drama" de la economía italiana era su incapacidad para crecer por encima del 1,5%, un problema nimio en comparación con la situación que atraviesa hoy el país transalpino.

Los mercados han dictado sentencia y han situado a Italia en el centro de la diana. La desconfianza hacia la tercera economía de la zona euro ha alcanzado tal dimensión que incluso los analistas, como Michael Gavin, de Barclays, opinan que las reformas estructurales que exige Bruselas pueden ser insuficientes para clamar la situación. "Italia puede haber llegado a un punto de no retorno".

¿Por qué un país con una potente industria y que suma el 17% del PIB de la eurozona se ve ahora en una situación parecida a la que sufrió Grecia antes del rescate? El principal problema de Italia es que, a diferencia de otros países, su economía ya presentaba importantes desequilibrios antes de empezar la actual crisis. Cuando quebró Lehman Brothers en 2008, la deuda italiana superaba el 100% de su PIB, 40 puntos por encima de la media europea.

Italia, durante el ciclo expansivo de la zona euro, quedó rezagada con una industria que si bien aún es potente tiene dificultades para competir con los países emergentes. Otras economías aprovecharon los tiempos de bonanza para solventar sus desequilibrio. No fue el caso de Italia. En los últimos 16 años, la economía transalpina solo logró crecer por encima del 2% en 2006. Así, Italia se encontró en desventaja cuando estalló la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.

Los mercados, sin embargo, tardaron en señalar a Italia. Cayó Grecia, Irlanda y Portugal y todo indicaba que, de haber otra víctima, sería España. Sin embargo, mientras todos los Estados miembros se afanaban en aplicar ajustes y contentar a los mercados, el país italiano vivía pendiente de las peripecias de su peculiar primer ministro, Silvio Berlusconi.

A pesar de la elevada deuda pública italiana -cerró 2010 en el 118% del PIB-, no fue hasta el pasado verano cuando los mercados empezaron a exigir a Italia un elevado sobrecoste para comprar deuda soberana. Cuando ello sucede, los Gobiernos -presos del pánico- responden anunciando medidas de austeridad.

El Gobierno italiano confiaba en que su bajo nivel de déficit público, 4,6% del PIB, muy por debajo de la media europea y de los países que han precisado de un rescate, fuera suficiente para apaciguar los ánimos. Se equivocaron. Pasada la tormenta del verano ha llegado otra y esta vez, más contundente.

Entonces sí, Berlusconi se arremangó y, presionado por Bruselas y, sobre todo, Alemania, anunció un incremento de la edad de jubilación, la supresión de trámites burocráticos, una mayor liberalización en los servicios y una reforma laboral. Sin embargo, el primer ministro no encontró el apoyo de su socio de Gobierno, la Liga Norte. Es en este contexto, cuando los mercados se han cebado con Italia. Si Grecia, cuyo peso en la economía de la UE no alcanza el 2,5% del PIB ha logrado poner en jaque toda la zona euro, ¿qué consecuencias puede tener que un país como Italia precise de un rescate? Con todo, la situación es distinta. Italia no es insolvente. Puede que necesite de la ayuda de la UE o el FMI -este con verdadera capacidad de rescate-, sin embargo, es un país capaz de asumir sus obligaciones de pago. Aunque para ello, es necesario que la rentabilidad del bono baje del nivel del 7% que sobrepasó ayer. En el próximo año, Italia deberá afrontar vencimientos de deuda por valor de 300.000 millones de euros.

Barclays, en su informe sobre Italia, señala que las reformas anunciadas llegan tarde y destaca que, a diferencia de países muy endeudados como Japón o Reino Unido, Italia no tiene competencia en política monetaria. Y, en el resto de áreas de decisión económica, la voz de Berlín gana peso frente a Roma. Al menos, eso es lo que sugiere la imagen en la que se ve al equipo de inspectores de la Comisión Europea entrando ayer en el Banco de Italia.

Napolitano despeja dudas y da por segura la dimisión de Berlusconi

"No existe ninguna duda sobre la decisión del primer ministro, Silvio Berlusconi, de presentar su dimisión del Ejecutivo por él presidido. Tal decisión se hará operativa con la aprobación en el Parlamento de la Ley de Presupuesto para 2012". A través de este comunicado, el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, intentó tranquilizar a los mercados que ayer mostraron sus dudas acerca de la salida de Berlusconi.El aún primer ministro anunció el martes su compromiso de dimitir después de perder la mayoría absoluta en la Cámara baja y aseguró que cumpliría su palabra una vez aprobados los presupuestos que incluirán las medidas económicas que le exige Bruselas. Sin embargo, los mercados castigaron ayer a Italia, cuyo bono a diez años superó el nivel psicológico del 7%. "Son del todo infundados los temores de que pueda producirse en Italia un prolongado periodo de inactividad gubernamental y parlamentaria", insistió Napolitano en un baldío esfuerzo para calmar la situación.Los presupuestos italianos serán aprobados por el Parlamento este fin de semana y se remitirán al Senado. Antes de acabar el mes, la Cámara baja dará luz verde a las cuentas de 2012 y todo indica que será entonces cuando se formará, ya sin Berlusconi, un Gobierno de crisis que convocará elecciones anticipadas.En mitad de este contexto de incertidumbre, ayer llegó a Italia el equipo de inspectores de la Comisión Europea y del BCE para supervisar las reformas económicas. Berlusconi aceptó en la pasada cumbre del G-20 ante sus socios comunitarios esta estrecha vigilancia que ilustra las debilidades por las que atraviesa la tercera economía de la eurozona.Los inspectores comunitarios visitaron el Ministerio de Administraciones Públicas, donde recibieron información de la economía italiana. De hecho, el comisario para Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, envió el pasado viernes una carta al ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti, en la que exigía que se detallaran los plazos y medidas a las que se había comprometido el primer ministro. "Te estaríamos agradecidos si pudieras facilitarnos, en inglés, todas las aclaraciones y las informaciones solicitadas en el cuestionario adjunto antes del 11 de noviembre de 2011", rezaba la misiva. Mientras Rehn asegura que la situación económica en Italia es muy preocupante, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, insta al Gobierno italiano a solicitar ayuda.

La cifra

1, 9 billones de euros es el volumen que alcanzó la deuda pública italiana hasta junio, el mayor nivel de toda la zona euro.

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