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Merkel y Sarko, chapuzas a domicilio

¿A quién, exactamente, va dirigido el último farol lanzado por la pareja Merkel y Sarkoy? El de romper el euro, por si alguien se lo ha perdido ¿A las agencias de calificación, para que no rebajen el rating galo? ¿A Italia? ¿A España? ¿Al Banco Central Europeo? Quién sabe. Pero, desde luego, la lectura para cualquier inversor está más que clara: ya es tarde para vender toda la deuda italiana y española que tenga en cartera.

No solo corre uno el riesgo de que le apliquen una quita "voluntaria" del 50%, como en el caso griego. Si además existe la opción de romper una unión monetaria de forma preventiva, y los países que serían expelidos del euro están ya señalados, ¿hay algún motivo para no vender a manos llenas la deuda italiana? Total, el inversor tiene dos escenarios si el mercado sigue apretando; que le apliquen un descuento de la mitad de su deuda o que cambien su deuda por otra denominada en una divisa nueva... Y la receta para que el mercado no apriete es, ojo, recortes de gasto, reformas laborales y demás fórmulas para limitar el crecimiento.

No sólo Alemania y Francia se lavan las manos ante los ataques a la deuda periférica. Europa también tiene un Banco Central que, sí, interviene en el mercado, pero antes de hacerlo avisa que va a intervenir poquito, que no está para eso y que no le gusta. ¿Imaginan a un general en guerra que, cuando atacan su flanco sur, avisa lanzará una contraofensiva, pero disparando poco?

Y no solo es una cuestión de justicia. La insistencia en la austeridad como único remedio es, lo diremos un día más, una soberana estupidez. Como solo se toman medidas cuando la situación es crítica, se permite al mercado atacar uno por uno los países de la zona euro. Apostar a la baja contra Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España sale gratis, porque nadie hace nada en un principio y, en el último minuto, Europa evita el crac total. El riesgo es cero y la rentabilidad, alta.

Para Europa, para Francia y Alemania, el negocio es redondo, pues solo consigue multiplicar en tiempo casi real los fondos destinados a los sucesivos rescates. Porque al final, y eso lo saben los mercados mejor que nadie, van de farol. No pueden dejar que Italia redenomine sus deudas a liras, ni España a pesetas, porque son ellos los mayores tenedores de deuda de estos países.

¿Alternativas? La doctrina Powell. Si se detecta una amenaza real para la existencia del euro, es necesario aplicar una potencia de fuego masiva desde el primer momento, con una intervención sorpresiva del BCE que destroce las posiciones bajistas. Pero quizá ni siquiera estemos a tiempo de eso.

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