Rubalcaba marca el camino
Es de dominio público que los programas electorales de los partidos políticos no son precisamente best-selllers. Más bien todo lo contrario. Sus lectores no suelen ir mucho más allá de los propios autores, sus jefes y sus enemigos, un grupo de inquebrantables, periodistas (por obligación, escasas veces por devoción o interés intelectual) y algún que otro despistado.
Sin embargo, la desenvoltura calculada con la que el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, manejó el ideario del Partido Popular para el 20-N en el debate del lunes ha tenido efectos secundarios en las filas de la formación que dirige Mariano Rajoy. Si no, no hay manera de explicar qué hacía ayer mismo un destacado dirigente del PP madrileño escrutando atentamente el programa socialista mientras degustaba un frugal almuerzo en la barra de la cafetería de un afamado centro comercial cercano a la sede de los populares en Madrid.
El lector -que llegó a desempeñar cargos de responsabilidad en los Gobiernos de José María Aznar y que a punto estuvo de se ministro, aunque ahora su estrella brille menos- pasó un buen rato repasando y analizando la literatura política de sus adversarios políticos. Eso sí, ante la más absoluta indiferencia de sus compañeros de barra. Y es que donde esté cualquier libro de Mario Vargas Llosa...