La crisis que nos educa
Me apostaría cualquier cosa a que cada día oye al menos una vez la palabra "crisis". Crisis económica, principalmente, pero también crisis política, moral, de valores, de la educación... Crisis, crisis, crisis.
Parece que esta palabra, y lo que parece que ella conlleva, se ha instalado en nuestro mundo para no marcharse y siempre en un sentido negativo.
Nos dicen los diccionarios: Crisis (del latín crisis, a su vez del griego ??????) es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución. Como vemos en la definición de crisis no advertimos ningún aspecto negativo. Una crisis es un cambio, y puede desembocar en algo positivo o negativo.
Actualmente, lo que prima es salir de la crisis y superarla, para olvidar lo vivido, pero ¿habremos aprendido algo?. En el ámbito profesional, lo único que nos puede educar es precisamente una crisis. Cuando la estabilidad es muy perdurable en nuestra carrera profesional, no ganamos sino que solemos caer en la estanqueidad. Ello significa que hacemos lo de siempre, gestionamos como siempre, nos movemos en el nicho de mercado de siempre, y acabamos estresados de puro aburrimiento.
¿Qué debería significar una crisis en nuestra carrera profesional? Si nos fijamos en la definición hay una palabra clave: cambio.
Está demostrado, y además es lógico, que hacer las cosas del mismo modo como siempre se han hecho, hace que se obtengan siempre los mismos resultados. Así pues, ¿por qué esperamos que nos vaya mejor si seguimos haciendo las cosas como siempre y además el mundo ha cambiado totalmente? Seguimos trabajando al modo taylorista, es decir, la producción es lo importante, cuando hace décadas que este modelo ya no funciona.
El cambio, la crisis, debe significar en nuestra carrera hacer cosas diferentes para obtener resultados diferentes. La clave para hacerlo es mirar hacia dentro, hacia nosotros mismos. En lugar de estar tan pendientes del mercado, es decir de lo externo, deberíamos autoevaluarnos, ver que es lo que ya no funciona en nuestra organización, en nuestra práctica, y cambiarlo con modos de hacer acordes a la coyuntura en que vivimos. Es decir, mirar hacia fuera debe servir para orientar nuestro cambio no para estar pendientes de lo que ocurre en el mercado y olvidarnos de realizar los ajustes necesarios en nuestro interior para adecuarnos a él.
La crisis, cualquier crisis, debe servir para educarnos y ponernos en marcha y no, exclusivamente, para lamentarnos.
Más información: Dominguez & Guiu