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Muy confidencial

El absurdo de las inversiones aeroportuarias

Se trata de un problema de tiempos. El aeropuerto de Gerona pasó de ser un mero aeródromo, situado en medio de un barrizal y sin apenas tráfico, a convertirse entre 2008 y 2009 en el quinto aeropuerto peninsular con mayor número de pasajeros. Superó así a ciudades como Valencia, Sevilla o Bilbao. El crecimiento se debió, en exclusiva, a la llegada de Ryanair, que convirtió la capital gerundense en su base principal del sur de Europa.

La Administración catalana presionó entonces a AENA para que ampliara el aeropuerto, sin embargo, la cuarta fase del plan director quedó paralizada a la espera que el Gobierno central aprobara un plan medioambiental. Tras tres años de espera, finalmente ha llegado el permiso en un momento en que Ryanair se bate en retirada de Gerona, cuyo aeropuerto sólo cuenta con la compañía de bajo coste.

Lo curioso del caso es que el Ejecutivo toma como referencia las previsiones de crecimiento del tráfico aéreo del año 2008, sin tener en cuenta que, sin Ryanair, el aeropuerto de Gerona puede convertirse en una infraestructura inútil y sobredimensionada. ¿Qué sentido tiene ampliar ahora un aeropuerto que pierde pasajeros a un ritmo del 36%?

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