La demanda fantasma de los vehículos eléctricos
Más de la mitad de los españoles compraría estos coches si el precio se acercara al de los convencionales
Pagaría 30.000 euros por un coche eléctrico, más bien pequeño, con una autonomía de circulación máxima de 175 kilómetros y una infraestructura para recargarlo todavía escasa? Parece que de momento muy pocos conductores están dispuestos a pagar entre dos y tres veces más por este tipo de automóviles, similar al tradicional en tamaño y cilindrada.
Pese al aumento del compromiso medioambiental de los españoles en los últimos años, el precio sigue teniendo mayor peso en la decisión de compra de un vehículo en España. De hecho, según se desprende de un estudio elaborado por el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC), el 53% de los conductores estaría dispuesto a comprar un coche eléctrico si su precio no superara en un 10% el de los coches de siempre.
Aunque sí es cierto que "a veces el producto llega al mercado antes de que la demanda real exista", o esté preparada, el punto de inflexión en el vehículo eléctrico solo se producirá cuando el coste de inversión baje, asegura Alejandro Madrigal, director del Barómetro de Vehículos de Empresa (CVO) de Arval, compañía de renting del Grupo BNP Paribas.
La compañía Audatex crea una hoja de ruta para las reparaciones en 3D
Además del precio, la infraestructura de recarga y la vida de las baterías también están siendo determinantes en la decisión de compra de los consumidores, a juicio de José María López, subdirector del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (Insia), integrado en el Parque Científico y Tecnológico de la Universidad Politécnica de Madrid. Su implantación se producirá no solo cuando se equipare el precio con los coches convencionales, sino cuando además se normalice la infraestructura de recarga y se garantice, además, una vida digna de la batería de por lo menos 10 años, según López.
Este es uno de los caballos de batalla sobre los que trabajan actualmente gran parte de los fabricantes de coches. Compañías como Renault, Peugeot o Daimler han establecido alianzas con los productores de baterías o están iniciando la fabricación propia para abaratar el coste de estos componentes, que suponen el 60% de su precio.
Entre las empresas, el lastre del precio es también uno de los principales obstáculos, pero no el único. Su escasa autonomía tiene un papel protagonista entre los inconvenientes y más ahora "en un contexto de optimización de costes" generado por la crisis, como explica Madrigal. Lo cierto es que en el último año el interés de las empresas por incorporar vehículos eléctricos a sus flotas ha caído un 90%, según recoge el estudio de Arval.
Una tendencia de consumo que cambiaría sustancialmente si la autonomía de los eléctricos se ampliara. Según este estudio, hasta un 34% de las empresas incorporarían eléctricos a sus flotas si su autonomía llegara a los 300 kilómetros (casi el doble que la actual).
La incertidumbre de los consumidores respecto a los servicios posventa y la depreciación de estos vehículos también están siendo un freno para su despegue. No obstante, la compañía especializada en herramientas de valoración de siniestros Audatex acaba de documentar en base de datos el primer vehículo eléctrico (Nissan Leaf) en 3D para que los talleres sepan las piezas que hay que reparar, cómo hacerlo, el tipo de intervención y los tiempos.
En cuanto al valor residual para la venta de segunda mano, muchos fabricantes se han comprometido a recomprar sus vehículos a un precio garantizado para animar a las empresas a adquirirlos.
Los conductores nacionales, ecológicos, pero no tanto
Ni las subvenciones a la compra del Ministerio de Industria, que pueden llegar hasta los 6.000 euros, ni la exención del 75% del impuesto de circulación, puesto en marcha en 2004, ni la reserva de aparcamiento gratuito en zonas de estacionamiento limitado en ciudades como Madrid han conseguido despertar la demanda de los conductores españoles para comprar coches eléctricos. De hecho, en los primeros nueve meses de este año, tan solo se habían vendido unos 200 vehículos eléctricos, según datos de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (Ganvam). Y todo pese a que en muchas ciudades siguen aumentando los puntos de recarga, que además son gratuitos.Igual suerte está corriendo la demanda de los vehículos híbridos, que ha sufrido una estrepitosa caída en el último año. Según Arval, actualmente solo un 16% de las empresas españolas se plantea incorporarlos a sus flotas, frente al 31% de 2010. Son los vehículos de bajo consumo, por el contrario, los que siguen ganando terreno entre las inclinaciones de consumo de las empresas. Actualmente, ocho de cada diez compañías españolas prevén la incorporación de coches de este tipo a sus flotas antes de 2014, una tasa que dobla la intención de consumo del pasado año. Por su parte, las motos eléctricas sí han crecido mucho este año, en el que se han vendido casi un millar.
La cifra
10% más estarían dispuestos a pagar el 53% de los conductores españoles por un vehículo eléctrico, según el RACC.
La cara y la cruz
FLOTAS El 34% de las empresas españolas incorporaría vehículos eléctricos a sus flotas si su autonomía fuera superior a los 300 km, que es casi el doble de la conseguida actualmente, según un estudio de la compañía de renting Arval.PRECIO El precio es el primer problema que tienen que solucionar los fabricantes para su despegue y, de hecho, más de la mitad de los conductores españoles compraría este tipo de coche si su valor no fuera superior al 10% de los convencionales.BATERÍA Abaratar el precio de las baterías, que ahora representa el 60% del valor de estos coches, y garantizar una vida de la misma de 10 años, ayudaría a su despegue, según señalan en el Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (Insia).RECARGA Uno de cada tres conductores estaría dispuesto a pagar una tasa para disponer de puntos de recarga cercanos, según recoge un estudio de RACC.BAJO CONSUMO Ocho de cada diez compañías españolas incorporará a sus flotas coches de combustión de bajo consumo antes de 2014. Por contra, la demanda de híbridos ha caído. Solo un 16% de las empresas los incorporará a sus flotas en los próximos tres años.