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Tribuna
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La necesaria digitalización de la economía

El fenómeno de internet es claramente el elemento que caracteriza el inicio del siglo XXI. Su desarrollo espectacular, sin parangón, ha tenido y tiene efectos notables tanto en el aspecto social como en el plano económico.

Hemos asistido a la movilización de la sociedad civil a través del uso de móviles y de internet, sin que Gobiernos autoritarios pudiesen acallar las demandas sociales. En los países no democráticos, las telecomunicaciones se han convertido en un aliado inestimable de la libertad de expresión. Incluso en países democráticos, en los que el cauce electoral está consolidado, los servicios de telecomunicaciones e internet han servido para trasladar y aglutinar la opinión de los ciudadanos de una manera más inmediata y ágil que la tradicional consulta a las urnas.

Tampoco podemos olvidar el impacto positivo que las telecomunicaciones e internet han tenido y tienen sobre el desarrollo económico. El efecto beneficioso del crecimiento del sector de las telecomunicaciones, siendo importante en sí mismo por su impacto directo en inversión, empleo y generación de valor añadido, trasciende con mucho este efecto cuantitativo directo.

El desarrollo adecuado de las redes y servicios de telecomunicaciones tiene efectos muy positivos sobre la actividad de cualquier otro sector que incorpore las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) a sus procedimientos productivos, reduciendo costes, ampliando mercados y aumentando su productividad y competitividad.

Según un estudio de Boston Consulting Group, internet ya aporta 23.400 millones de euros al PIB español de forma directa, con previsión de incrementarse más de un 300%, hasta los 63.000 millones de euros, en 2015. Y esta fuente de riqueza está sustentada en un flujo de inversión de más de 8.000 millones de euros 100% privados (sin coste para los presupuestos públicos), en la generación de 100.000 puestos de trabajo y en una facturación que representa más del 3% del PIB español.

En momentos adversos como los que atravesamos, esta mejora de la productividad a través de la incorporación de las TIC cobra especial relevancia, ya que no se trata de mejoras de unos agentes a costa de sacrificios de otros. Se trata de mejoras de eficiencia netas del sistema en general, que se diseminan para todos los sectores, para todos los agentes, sin perjuicios o mermas de rentas de unos agentes a favor de las de otros. El reconocimiento de que la digitalización de la economía es el camino a seguir para potenciar la competitividad y el desarrollo económicos es lo que llevo a la Unión Europea a establecer los objetivos de la Agenda Digital en el centro de su estrategia de crecimiento para los próximos años.

Para lograr los ambiciosos objetivos en España se requieren inversiones que se estiman entre los 15.000 y los 20.000 millones de euros. Afortunadamente, hasta ahora las inversiones en redes de telecomunicaciones han sido financiadas en más de un 99% por inversores privados. Si el Gobierno español logra seguir alentando un marco sostenible y favorable a la inversión y la innovación, los operadores españoles seguirán apostando por la inversión y nuestro país superará los desafíos de la Agenda Digital. Con este fin se debe coordinar la vertiente digital de todas las medidas políticas, reduciendo los costes administrativos para el despliegue de redes y fomentando el uso productivo de los servicios de telecomunicaciones. Asimismo, resulta imprescindible reducir la actual asimetría regulatoria entre los diferentes agentes del ecosistema de internet y adecuar la carga fiscal del sector al peso y beneficios en la economía que representa.

Por todo ello, se considera que el programa electoral debe prestar una atención especial a internet y al sector de las telecomunicaciones proponiendo, tras un diagnóstico y análisis de la situación, las medidas necesarias que permitan extraer los máximos beneficios que comportará internet para toda la sociedad, corrigiendo las rémoras y potenciando las palancas para su correcto desarrollo. Decididamente, el cambio de modelo productivo pasa por la digitalización de la economía y el apoyo al correcto desarrollo del ecosistema internet en España.

Miguel Canalejo. Presidente de Redtel

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