Pinceladas con la modernidad de un romántico viajero
CaixaForum, ahora en Madrid y en febrero en Barcelona, acoge una antológica de Delacroix.
El Museo del Louvre ha decidido "pagar la deuda de Eugène Delacroix con España", según Sébastien Allard, el comisario de la exposición que sobre el pintor romántico comenzó esta semana en el CaixaForum. Y lo ha hecho de manera muy contundente: con una muestra de 130 piezas procedentes de 60 instituciones distintas que suponen la mayor muestra del trabajo del pintor francés desde la de su centenario (1963, en el Louvre), e incuestionablemente la mejor jamás vista en España.
"No es una exposición importante solo para Madrid o para Barcelona, donde viajará en febrero. Es un acontecimiento de categoría europea", resumió Vincent Pomarède, conservador jefe del museo parisino, en la presentación de Delacroix (1798-1863). Una muestra ordenada cronológicamente y con la presencia de los principales temas del autor, como el orientalismo, los naufragios, históricos... En los distintos formatos que cultivó, desde los grandes óleos hasta dibujos o acuarelas. Siempre con las características que le llevaron a la cima del arte de su tiempo: colorismo, composiciones arriesgadas y originales y enfoques próximos a la sensibilidad romántica.
Los representantes del Louvre destacaron la vigencia del trabajo de Delacroix, como representante de valores paneuropeos y miembro activo de la comunidad intelectual de su tiempo. E igualmente incidieron en su relación con España, plasmada no solo en su visita en camino hacia África, sino por su admiración y aprendizaje de los trabajos del artista zaragozano Francisco de Goya. En la Ciudad Condal, la muestra de Delacroix compartirá protagonismo con una dedicada al pintor aragonés, en una suerte de diálogo creativo.
Aunque obviamente no todas las grandes pinturas de Delacroix presentes en el Louvre han podido viajar, sí lo hacen por primera vez fuera de Francia obras tan icónicas como Mujeres de Argel en sus habitaciones, o Grecia expirando sobre las ruinas de Missolonghi. Otros logros de la muestra son los de contar con los tres únicos autorretratos conocidos del pintor, o exponer las planchas de las 17 ilustraciones que consagró al Fausto de Goethe y que fueron elogiadas por el propio autor alemán por su reinterpretación del mito.
Esta exposición continúa la senda de colaboración entre el Museo del Louvre y la Fundación La Caixa, que cristalizó en septiembre de 2009 con una alianza estratégica de la que los representantes de ambas entidades hicieron un balance más que positivo. "La idea es continuar con exposiciones de la misma relevancia, con el objetivo de que el público español descubra a los grandes pintores franceses", explicó Pomarède.