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¿Tienen Merkel y Sarkozy menos liderazgo que Kohl y Chirac?

Es una crítica tan extendida como injustificable que los grandes líderes de la Unión Europea tienen hoy menor peso especíofico que los de antaño. ¿Tiene Merkel menos liderazgo que Helmut Kohl, que permitió crear un euro en el que nadie quiebra, nadie puede salir si ha entrado y en el que no hay mecanismos de defensa en caso de ataques financieros externos? ¿Tiene Sarkozy menos liderazgo que Jacques Chirac, el simpático presidente francés que se empeñó en que Grecia entrase el el euro, como Valèry Giscard D'Estaing se empeñó en que entrase en la Unión Europea?.

Desde luego que la capacidad de liderazgo político y de su transmisión a la ciudadanía es muy limitada en toda Europa. Pero hay que admitir que no es fácil resolver los problemas que hoy tiene la Unión Monetaria Europea, con una furiosa crisis financiera azotando el territorio, y que no es ni más ni menos que solventar los problemas que han creado otros. La brújula que guía los comportamientos de los dirigentes políticos alemanes, franceses, holandeses o finlandeses tienen muchas veces más que ver con sus intereses electorales locales que con la buena marcha de la Unión Europea.

Pero el gran problema de hoy es tal porque en el pasado se cometieron errores por parte de esos líderes a los que la gente de manera desinformada echa tanto de menos hoy. Fue un acierto encomiable crear la moneda única. Sin duda. Pero dónde están los mecanismos que permiten aplicar sanciones reales a quienes no se someten a la disciplina fiscal, como ocurrió con Alemania y Francia en los primeros años de la moneda única, o con Portugal, Grecia o Irlanda ahora. Dónde está escrito que quien no haga frente a sus pagos puede quebrar, o puede ser expulsado del euro por poner en riesgo la estabilidad financiera y económica del resto.

Por qué está escrito que el BCE tiene que comportante como un instrumento que solo practica política monetaria ortodoxa, cuando las circunstancias aconsejan, casi obligan, políticas agresivas de expansión cuantitativa e incluso de intervención de bancos, o el rescate de países completos.

Este diseño es obra de líderes considerados de primerísimo nivel, pero que han dejado un legado envenenado a los líderes de hoy con sus diseños bienintencionados. Valèry Giscard D'estaing se empeñó en su día en que Grecia entrase en la Unión Europea, y Jacques Chirac hizo lo propio para que Grecia no quedase descolgada del euro, y ambos sabían, porque no eran tontos, que Grecia podía terminar armándola gorda como la ha armado, porque su tradición como buenos pagadores no ha sido nunca precisamente reconocida.

Hoy es más difícil gobernar la Unión Europea que hace veinte años, porque el entramado legal y el grado de implicación es mucho mayor, y el número de socios muy elevado, de tal punto que las decisiones importantes pueden terminar dependiendo de un gesto de Chipre o de Eslovenia, y donde los líderes de los dos grandes países protagonizan cumbres bilaterales en las que tonan decisiones por todos, y que en muchos casos tienen que encajarlas porque son auténticos trágalas.

Les recomiendo encarecidamente la lectura del libro de mi compañero y amigo Bernardo de Miguel, corresponsal de Cinco Días en Bruselas. "Qué está pasando" trata de explicar cómo hemos llegado hgasta aquí, y como es el alambicado andamiaje comunitario, que se convierte en poaralizante para tomar decisiones. Esclarecedor.

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