¿Habrá fumata blanca en la cumbre europea del domingo?
Semana crucial para Grecia, la Unión Europa y el sistema financiero europeo a la espera de la cumbre europea del próximo domingo 23 de octubre a la que los mercados confían que los jefes de Estado de la Unión Europea lleguen con los deberes hechos.
Los líderes de la zona euro tienen entre sus manos varios fuegos que extinguir en los próximos días. El mercado espera un plan ambicioso pero exige que sea concreto y ataje los temores a una recesión económica global.
Una cumbre ambiciosa que ya ha recibido el primer jarro de agua fría. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, ha apuntado que las expectativas a que la cumbre suponga una solución definitiva a la crisis de deuda soberana de la zona euro no son realistas y ha asegurado que de ella no saldrá una "solución definitiva".
Por su parte, un analista de Morgan Stanley ha señalado que la cita en Bruselas "tiene el potencial de convertirse en un positivo momento histórico, pero que puede transformarse de forma sencilla en un catalizador negativo". Los dirigentes de la zona euro se enfrentan a la semana más crítica desde el inicio de la crisis de deuda soberana, hace ya más de dos años. ¿Cuáles son los deberes pendientes de los líderes europeos?
La cumbre del próximo domingo debe dar una respuesta firme en varios frentes. Por un lado, el consejo europeo debe dar una solución contundente a la crisis griega. En este sentido, las últimas informaciones apuntan a que estarían presionando a los acreedores privados para que acepten una quita de la deuda de entre el 50% y el 60%, muy superior al 21% pactado el pasado 23 de julio. La incertidumbre está en si el acuerdo con los acreedores y la participación voluntaria de los bancos estará cerrado para el domingo o habrá que esperar algunas semanas para conocer los detalles definitivos.
El otro frente con el que deben lidiar los líderes políticos europeos esta semana es la recapitalización del sector financiero. El pistoletazo de salida lo dio la pasada semana José Manuel Durao Barroso al afirmar que comenzaba una segunda ola de recapitalizaciones en los bancos. Este fin de semana el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, afirmaba que los países de la zona euro estaban "muy próximos" a alcanzar un "plan muy serio". Según las especulaciones del mercado, la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) plantea elevar las exigencias de capital básico de las entidades hasta el 9%. También se espera que se modifique el tratamiento que recibe la deuda soberana en las carteras de crédito de las entidades financieras.
Algunas informaciones apuntan que Bruselas, a través de la EBA, podría obligar a provisionar parte de la cartera de deuda soberana, aunque esta mañana la agencia Reuters, citando fuentes comunitarias, señala que la EBA podría simplemente obligar a dotar más capital a las entidades con exposición a deuda soberana (lo que obligaría a captar capital pero no dañaría el beneficio). También según Reuters estaría sobre la mesa la necesidad de garantizar la financiación a medio plazo.
De estas exigencias dependerá qué cantidad de dinero es necesaria para llevar a cabo dicha recapitalización (la inyección podría ascender a 200.000 millones de euros), y en qué medida serán sufragadas por el fondo europeo de rescate. Desde Inversis Banco afirman que los planes de recapitalización de la banca serán tomados por el mercado como un "primer paso serio hacia una solución de largo plazo para el conjunto de la zona euro" y Moody`s ha destacado que estas medidas por si mismas solo ofrecerán un "alivio temporal".
Por otra parte, después del desbloqueo a la ampliación del fondo de rescate por parte de Eslovaquia, el consejo europeo estudiará la posibilidad de endeudar este Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera (FEEF) para multiplicar su capacidad de intervención. Además, la cumbre del fin de semana será una oportunidad para conocer el dictamen de la troika sobre el plan de ayudas a Grecia. El futuro de un país sobre el que esta semana "se decidirán muchas cosas, quizás todas", en palabras de su ministro de Finanzas, Evagelos Venizelos.
La última cumbre del G-20 celebrada en París no ha dejado mensajes explícitos a los países de la zona, pero sí que ha constatado la inquietud del resto del mundo sobre la incapacidad de Europa para atacar sus problemas con rapidez y eficacia, ante el creciente riesgo de contagio de la crisis. Habrá que esperar al próximo domingo para descubrir el color de la fumata de los líderes de la zona euro en Bruselas.