A rey muerto, rey puesto... ¡Viva el rey!
Las fusiones o absorciones, como es el caso que nos ocupa, siempre tienen algo de sentimental. Se cierra una etapa, que para el grupo Pastor se eleva a 230 años. No en vano, el banco gallego es el más antiguo de España o casi. Toda una historia, en la que se ha mantenido independiente. Su presidente, José María Arias, uno de los banqueros más veteranos del sistema financiero español, siempre había presumido de que Pastor, de ser algo, sería un cazador. Contaba con un núcleo de accionistas estable, que controlan más del 50% de su capital. Todo un lujo ahora para una entidad financiera.
Pero la crisis no conoce de historias ni de sentimentalismos. Es como un huracán que arrasa todo lo que pilla por su camino. Y las posibilidades de salir de él es huyendo hacia delante. Y eso hicieron ayer Popular y Pastor. Como dijo ayer José María Arias, presidente del banco gallego y ahora vicepresidente no ejecutivo del nuevo grupo, "lo que se hace con el corazón y no con la cabeza está abocado al fracaso".
Y como reza el dicho: "A rey muerto, rey puesto... ¡Viva el rey!". Ahora Pastor no es independiente. Se ha convertido en una filial de Popular, pero ha logrado convertirse en el principal accionista individual del quinto banco español, si se descuenta la sindicatura de accionistas del banco madrileño. La Fundación Barrié de la Maza (con el 42% de Pastor) tendrá el 7,8% del capital de Popular. Si se suma el resto de los inversores del banco gallego, este tendrá aproximadamente el 17% del capital de Popular.
En la operación ganan Popular, Crédit Mutuel, la plantilla y los accionistas de Pastor
El grupo que preside y seguirá presidiendo Ángel Ron contará tras la unión con uno de los núcleos estables de accionistas más fieles del mapa bancario español y casi internacional. Agrupará el 41% de su capital.
Y es que si los accionistas presentes en el consejo de Pastor son eso, estables, los de Popular no lo son menos. Pero, además de reforzar su accionariado en uno de los momentos más duros de la crisis, el grupo logra conseguir mejorar su cobertura mientras la morosidad sigue subiendo. Y es que Pastor y Popular son los dos bancos con la mayor cartera de crédito inmobiliario de su sector en España. Y esta operación permite acelerar los saneamientos y realizar provisiones contra reservas en vez de contra la cuenta de resultados.
De esta forma, pueden sanear sus balances sin llevarse por delante los beneficios del ejercicio. Todo un artilugio contable aprobado por el Banco de España e internacionalmente y explotado por las cajas en sus recientes fusiones.
Ello permite a Popular subir su cobertura al 58%, una de las más altas del sistema financiero.
El nuevo grupo financiero, que mantiene la quinta posición en el ranking español, logra sobrepasar el corte de los 150.000 millones de euros de activos -entre ambas entidades suman 161.000 millones-. Se mete en el grupo de los top, con Santander, BBVA, Bankia y CaixaBank. Y se aleja considerablemente de su más directo rival, Banco Sabadell, que cuenta con 95.000 millones de euros en activos.
Este corte expuesto por el presidente Ángel Ron en la presentación realizada ayer sobre la operación no es casual. Quería marcar distancias con el grupo que preside José Oliu. Hace unos cuatro años, el banquero catalán mantuvo conversaciones con el ya expresidente de Banco Popular, Javier Valls, para una fusión. Estas conversaciones no sentaron muy bien en el núcleo de Popular. Sabadell, además, también apostó por crecer con Pastor en las últimas semanas. Pero Ron ganó la partida.
El estratega de la operación es Jacobo González-Robatto. El directivo de Popular llevaba 18 meses estudiando todo lo que podía ser objeto de compra o fusión en España por parte de Popular. En mayo el grupo entabló los primeros contactos con Pastor. Pero fue en agosto, tras haber suspendido Pastor los test de estrés y en medio de unas turbulencias financieras internacionales que hacían prever lo peor, como está sucediendo, cuando ambos bancos se sentaron en serio.
La operación además tiene un factor muy positivo para la plantilla, para Popular y para Crédit Mutuel. El excedente de oficinas del nuevo grupo se venderá al banco que tienen en común Popular y el grupo francés, con las consiguientes plusvalías para el grupo español. Y amortiguará la salida de plantilla, puesto que pasarán a esta red, algo con lo que CC OO está, en principio de acuerdo.