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Capital europea de la indignación

Bruselas se convertirá a partir de mañana y durante (al menos) una semana en la capital europea de la indignación. En las próximas horas, más de quinientos indignados llegarán a pie desde España, Francia, Alemania, Holanda o Reino Unido, y tienen previsto acampar junto a otro millar de personas en un céntrico parque de la ciudad belga, aunque las autoridades locales han denegado el permiso. La protesta del 15-M llega así hasta el corazón de la UE.

El objetivo es repetir en la capital comunitaria la experiencia asamblearia que nació de manera casi espontánea el pasado 15 de mayo en España. La movilización tiene previsto concluir el próximo sábado (15-O) con una manifestación internacional por las calles de Bruselas.

Los organizadores han elegido el Parque Elisabeth como base de operaciones, aunque no disponen de la autorización necesaria para ocuparlo con una acampada. El alcalde de Bruselas les ofrece un recinto cercano (Tour & Taxis), pero que a juicio de Héctor, un miembro del movimiento, no reúne las condiciones adecuadas.

"Está cercado y con un solo acceso, lo cual puede resultar peligroso si se produce una emergencia y hay que evacuar a más de 1.500 personas", me comenta Héctor. Y añade que, "además, nosotros queremos celebrar asambleas abiertas, en las que los participantes deciden dónde, cómo y cuándo se reúnen".

Las autoridades locales han invocado el valor del Parque Elisabeth (que está clasificado, es decir, recibe una protección especial) como razón para denegar el permiso. "Excusas", dicen en el 15-M. Y recuerdan que en ese parque se han celebrado hasta hace poco eventos con decenas de miles de personas, como la Euroferia andaluza (aunque en los últimos años se ha trasladado a otro lugar).

El conflicto podría provocar algún choque con la policía belga, aunque la previsible presencia mañana de decenas de medios internacionales (periódicos, radios y televisiones de todo el mundo, acreditados ante la Comisión Europea, esperan con interés la llegada de las marchas) hace confiar a los futuros acampados en que las autoridades acabarán aceptando su presencia. Si es así, Parc Elisabeth se unirá a Sol y Wall Street como símbolo de una ocupación que reclama "una nueva sociedad que ponga al ser humano por encima de los intereses políticos y económicos"

Mucha más información y agenda de los encuentros, aquí.

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