Una líder de carácter
La directiva no se compromete con cualquier proyecto. Después de 20 años en Microsoft, llega a Siemens para hacer de la compañía una de las mejores para trabajar en España
Esta directiva madrileña ha protagonizado una de las carreras más meteóricas de los últimos 20 años. Rosa María García, exvicepresidenta de Microsoft Western Europe y desde el 1 de octubre consejera delegada de Siemens, es una trabajadora incansable y con carácter. Un caso de escuela de negocios. En 1995, siendo directora de soporte técnico de Microsoft, se quejó a Steve Ballmer, hoy CEO y presidente de la compañía fundada por Bill Gates, de la respuesta recibida por parte del personal de Redmond (EE UU) a sus problemas con el funcionamiento de la versión española de un producto. En su opinión, faltaban personas de otros países en la sede de Microsoft. Ese mismo día Ballmer le preguntó si estaría dispuesta a trabajar en Redmond. Ese fue el origen de su marcha a Estados Unidos. Volvió en 2002 como presidenta de Microsoft Ibérica.
Santiago Álvarez de Mon, profesor de IESE, ha estudiado su caso y lo expone cada año a sus alumnos. Dice de ella que posee un interesante equipaje de valores. "Es competente, muy trabajadora y honesta". Pero, además, Rosa María García supo aprovechar la oportunidad que le brindó Ballmer. "Fue algo decisivo en su carrera", asegura Álvarez de Mon.
Rosa María García, de 46 años, llegó al mundo de las TIC por casualidad. La directiva nunca ha ocultado sus orígenes humildes. Al contrario, se emociona cuando habla de sus padres, que entendieron la importancia de una buena formación -en su caso, en instituciones públicas- y le inculcaron la cultura del trabajo. Se licenció en Matemáticas con la idea de dedicarse a la enseñanza, pero los cursos de capacitación para el profesorado empezaban en febrero y ella, que había terminado la carrera en junio, se planteaba cómo colaborar en casa. Así que buscó un trabajo dando soporte técnico a personas que estaban empezando a utilizar impresoras láser, aquellas que costaban un millón de las antiguas pesetas. Se hartó de escuchar que la tecnología cambiaba la vida de las personas; su trayectoria es el mejor ejemplo.
Llegó al mundo de las TIC por casualidad. Lo que quería era ser profesora de Matemáticas. La educación es una de sus pasiones
Han sido 20 años dedicados a Microsoft. Hay dos cosas de su etapa como presidenta de la subsidiaria española que le producen especial orgullo: Microsoft triplicó su facturación y fue elegida mejor empresa para trabajar. Los que conocen a la ejecutiva apuestan a que motivará a su equipo para dar valor a Siemens y lograr que la sociedad se lo devuelva aumentando la facturación.
Rosa García abandonó Microsoft en enero. Muchos creyeron que se dedicaría a desarrollar un proyecto más académico-científico. El paréntesis ha durado poco. Rosa García alcanzó un acuerdo con Siemens hace varios meses y desde entonces ha estado preparándose, trabajando codo con codo con su predecesor, Francisco Belil, que continuará como CEO del cluster del suroeste de Europa durante unos meses hasta su jubilación. Todo se ha llevado con discreción. "Otra de sus virtudes", añade Álvarez de Mon.
Finalizada su etapa en Microsoft, a Rosa María García no le servía cualquier proyecto. Para la directiva es importante trabajar en una empresa que aspira a dejar huella. Algo que contar a los nietos. Se sintió satisfecha en Microsoft, en la medida en que el software ayuda a las personas a comunicarse mejor; de Siemens valora que sea una compañía centrada en sectores clave para la sostenibilidad del planeta. Trabajar en una compañía que desarrolla energías limpias, innova en sistemas médicos para la detección precoz de las enfermedades y contribuye a hacer ciudades menos contaminantes "es un orgullo", asegura en una nota de prensa. Un reto para el que pide la ayuda y el esfuerzo de los profesionales de la casa. Siempre ha animado a su gente a asumir riesgos. Exige y se exige.
El que su caso se estudie en las escuelas de negocio la deja perpleja. Con todo, acude encantada a hablar con los alumnos. La educación es una de sus pasiones. Es patrona de la Fundación Empieza por Educar, que preside Ana Patricia Botín, a la que le une una estrecha relación. Rosa García es, además, consejera de Banesto y de Bolsas y Mercados Españoles.
Cuando llega a casa, cuelga el traje de ejecutiva y se mete en el papel de madre -tiene tres hijos de 16, 13 y 5 años-, supervisando deberes o metiendo la flauta en la cartera. No tiene problemas para conciliar, lo único que se resienten son sus horas de sueño. "Ella es su asignatura pendiente", precisan sus conocidos. Los que han seguido su carrera, siguen viendo a una mujer auténtica y campechana. A la familia le encanta el senderismo, porque es la forma de descubrir sitios a los que no llega todo el mundo y mantener al mismo tiempo una conversación. También la fotografía -compite con sus hijos por la mejor instantánea- y la lectura.
Nueva responsabilidad, las mismas ganas de trabajar duro.