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Qué gran día el día que tocaron a los intocables

Decía anoche mi jefe que ahora empezaba a ver algo de luz al final de este largísimo túnel de la crisis, porque habían ocurrido cosas que no habían ocurrido nunca. Tiene razón, porque humildemente creo que tales cosas, no sólo no han ocurrido nunca, sino que a mi me cuesta creer que puedan terminar ocurriendo. Los gobiernos regionales han llegado a la conclusión de que hay que despedir funcionarios; la Comisión Europea ha puesto en marcha su lenta maquinaria para implantar la tasa Tobin; han abierto un expediente a la exdirectora general de la CAM por procurarse una pensión vitalicia pese a tener la entidad quebrada... Han tocado a los intocables: qué gran día.

Qué gran día el de ayer, aunque hayamos tenido que esperar varios años de crisis para que alguien se dé cuenta de que hay que tomar decisiones duras a las que no estamos acostumbrados. Las comunidades autónomas que han cambiado de administración en la primavera pasada han concluido, tras encontrar las cuentas quebradas, que sin recortes de personal no hay forma humana de absorber los 16.000 millones que Hacienda les exige para cumplir los objetivos de déficit marcados.

A nadie le guastan los recortes en los servicios públicos, y menos si se trata de sanidad o educación. Pero garantizado el carácter público de tales servicios, el grado de provisión de los mismos debe ajustarse a las posibilidades financieras de cada territorio. Hasta ahora hemos engordado las plantillas de la función pública porque sobraban recursos que pagaban las empresas, los trabajadores y los autónomos del sector privado fundamentalmente, hasta el punto grosero de que mientras la economía privada ha destruido dos millones largos de empleos, el sectror público ha creado no menos de 300.000 puestos de trabajo artificiales.

La gente tiene que acostumbrarse a estas cosas que son comunes en países como Estados Unidos, y que ajustan las plantillas públicas en función de las necesidades y las disponibilidades presupuestarias. Como aquí nunca nos han dicho que esto es insostenible, porque los políticos quieren hacer creer a la gente que todos se puede pagar porque siempre lo paga otro, y los mercados no se habían puesto serios hasta ahora, pues nos parece un drama esto de despedir a gente que trabaja al servicio de las administraciones públicas, y que en muchos casos (los interinos o contratados o laborales) sustituye a gente que no trabaja pero tiene el eterno blindaje del funcionario. Esta nueva práctica va a ser cada vez más común aquí y en toda Europa. Francia, por ejemplo, ha anunciado también que echará a 30.000 funcionarios.

Lo de la señora Amorós, que se ha diseñado una pensión de un tercio de millón de euros al año con carácter vitalicio desde el primer día que llegó a la CAM, también es una buena noticia, porque hasta ahora esta casta de intocables solían abandonar sus quebradas empresas bajo palio, con una buena talegada. Un gran día.

Un gran día también porque ahora parece que Durao Barroso se ha disfrazado de Robin Hood y ha puesto en marcha la maquinaria para aplicar la tasa Tobin a las transaciones financieras. Aquí soy más excéptico, porque creo que terminarán pagándola tanto quienes presten su dinero a los bancos como quienes lo tomen prestado.

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