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Goldman no domina el mundo, pero casi

No tenemos constancia de que Lloyd Blankfein, presidente de Goldman Sachs, envíe instrucciones por teléfono a los líderes mundiales mientras acaricia un gato de angora, a pesar de las declaraciones de Alessio Rastani. Aunque todo es posible, la realidad suele ser más sutil. No sabemos si Goldman domina o no el mundo, pero tiene bastante mano. No sólo porque por Goldman hayan pasado Robert Rubin, Hank Paulson, Mario Draghi y muchos más. Principalmente, porque el mundo no se puede permitir que Goldman Sachs, o JP Morgan, o Bank of America, Citi o HSBC cojan siquiera el más leve resfriado.

Cinco bancos controlan el 95% de los riesgos en derivados asumidos por la banca de Estados Unidos. Son riesgos asumidos sobre un nominal de 250 billones de dólares, unos 190 billones de euros, cantidad equivalente a 17 veces el PIB de Estados Unidos y cuatro veces el PIB mundial. La información (enlace aquí) la proporciona la Office of the Comptroller of the Currency, secretaría del Departamento del Tesoro de EE UU que supervisa el sector financiero, y que trimestralmente informa al público sobre la actividad de trading y de derivados de los bancos estadounidenses.

JP Morgan, por ejemplo, tiene 78 billones de dólares en riesgo de derivados (más que el PIB de todo el mundo). A la vista de estas cifras, la expresión “demasiado grande para fallar” se queda corta. No hay (y esto es literal) dinero en el mundo que pueda compensar un estallido del mercado de derivados.

Quizá ahora, después de Lehman, entendamos mejor los riesgos sistémicos, dado en las terrazas se habla de la prima de riesgo y en las tertulias radiofónicas de CDS. Pero, lejos de desaparecer, éstos se han incrementado tras la crisis. De hecho el riesgo en derivados está ahora más concentrado que en 2009. Estos 250 billones de dólares significan que los bancos han firmado contratos sobre este importe. Los famosos derivados de crédito son, con todo, una pequeña parte de este mundo, pero aun así suponen 15 billones de dólares, 15 veces el PIB de España.

Obviamente, estos bancos tienen exposiciones cruzadas, y de hecho la exposición neta de los bancos (después de compensar las operaciones en las que, por ejemplo, se venden seguros de impago con las que se compra este seguro, o las posiciones alcistas sobre tipos de interés con los bajistas) es mucho más pequeña. Pero el riesgo sigue ahí, y en caso de crac financiero brotará.

Como recuerda el blog Zero Hedge, no existe la posibilidad de un “colapso perfectamente ordenado”. Si una entidad de estas cinco deja de pagar, sus compromisos se ha creado un agujero; los contratos por varios billones firmados por dicha entidad dejan de tener valor. Que otra empresa haga lo propio, o que compense dicha exposición por terceras vías, no ayudaría demasiado. Lehman parecería un simulacro.

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