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Mejorar las condiciones favorece las decisiones de gasto

El consumo familiar crecería un 3% si las hipotecas bajasen un punto, según el Banco de España

El consumo privado español sigue en fase de parálisis ante la falta de confianza en una economía que no solo no termina de despegar, sino que da pasos de cangrejo en línea con la ralentización de la mayoría de los países. L a receta del Banco de España para dinamizarlo, sobre todo entre las familias con hipotecas, es bajar los intereses de dichos préstamos al menos un 1%.

La economía española no parece que vaya a abandonar en el tercer trimestre la senda de la desaceleración que retomó en el segundo, en línea con el frenazo que han sufrido el resto de las economías de la eurozona y EE UU. Los indicadores siguen mostrando síntomas de debilidad, sobre todo por la falta de confianza y la mayor aversión al riesgo. El consumo se resiente con fuerza y poco o nada hacer prever una significativa mejora en el corto plazo.

Cuatro años de crisis han dejado raquíticos los bolsillos de las familias españolas, muchas de las cuales apenas pueden afrontar sus obligaciones financieras, como para además salir de casa a consumir cuando está visto que la situación no mejora. Al contrario. Especialmente acorraladas se encuentran las familias que tienen que hacer frente al pago de una hipoteca. Con el galopante paro que sufre España y las malas perspectivas, los hipotecados se lo piensan dos veces antes de sacar la cartera.

El Banco de España constata en su último boletín económico que el PIB español sigue estancado porque el consumo no repunta. Para tratar de revertir la situación, da una receta: bajar los intereses de las hipotecas.

Según sus cálculos, el consumo de los hogares propietarios de viviendas podría aumentar en torno a tres puntos porcentuales si se redujeran los tipos de interés de las hipotecas en 100 puntos (un 1%).

Las condiciones de un préstamo hipotecario para la compra de una vivienda repercuten directamente en el nivel de gasto de consumo de las familias durante un largo periodo. Son muchos los gastos derivados de la operación y la letra mensual ata casi de por vida en muchos casos. Pero todavía más en un contexto económico muy deteriorado, la hipoteca prácticamente marca los hábitos de consumo. Para no dejar de pagar al banco y evitar embargos, lo primero es apartar del presupuesto lo que se lleva la hipoteca. El resto suele administrarse bien en tiempos de crisis, dedicando la mayor parte al ahorro. El consumo, pues, se ajusta a lo más básico y lo demás son lujos.

Para relanzar el consumo, el supervisor apuesta por abaratar los préstamos hipotecarios e incluso ampliar el plazo de financiación. Y es que cuanto más estrictas sean las condiciones y mayores los intereses, mayor será la necesidad de ahorro de los hogares en detrimento del consumo.

Tomando como referencia la Encuesta Financiera de las Familias (EFF) para el periodo 1990-2005, la entidad liderada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez calcula que un incremento de un año en el plazo del vencimiento de la hipoteca elevaría el consumo en torno a 1,3 puntos porcentuales.

Dependiendo de las rentas, el alargamiento del plazo de vencimiento en un año podría incrementar el gasto entre 2 y 3 puntos porcentuales, con mayor incidencia en los grupos de hogares con rentas inferiores. En tanto que en los grupos con renta permanente constante, es decir, con menores expectativas de crecimiento, se produciría el efecto inverso: menor consumo ante la disminución de los tipos de interés de la hipoteca.

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