Una tarifa que refleje el mercado

La subasta Cesur que fijó ayer la tarifa eléctrica del último trimestre del año se ha saldado con una subida del 6%. En principio, ello debería traer consigo una considerable e impopular subida en el recibo de la luz de consumidores y pequeñas empresas. Sin embargo, la afirmación realizada antes del verano por el ministro de Industria, Miguel Sebastián, de que este año no habría más sorpresas en este capítulo apunta a que el Gobierno podría compensar ese aumento con una bajada de los peajes de acceso, esto es, de la parte regulada del recibo eléctrico. De optar por esa maniobra, el Ejecutivo evitaría la subida, pero, al mismo tiempo, alimentaría un grave problema, el del déficit de tarifa, que acumula ya un total de 20.000 millones de euros. Un déficit que, convendría no olvidar, pagan igualmente los consumidores, de forma aplazada y con intereses.

El principio rector para fijar el precio de la energía eléctrica debe ser el ajuste a las condiciones reales del mercado. En ese sentido, el Gobierno ha de separar escrupulosamente el calendario electoral de cualquier decisión relativa a la tarifa. Una cuestión diferente, que habrá que abordar en su momento, son las deficiencias que presenta el mecanismo de subasta -investigadas por la CNE- y su repercusión en los precios que deben abonar los consumidores.