El bosque, con nombre de empresa
Crece el papel del sector privado en la política forestal de la mano de la responsabilidad social corporativa.
Hectárea a hectárea, las empresas van haciéndose cada vez más hueco en la política de reforestación de los bosques españoles. La escasa atención de la Administración al sector forestal -que lleva más de 20 años quejándose de la falta de medios para cuidar los montes-, la creciente visibilidad de los incendios como preocupación social y ahora la asfixia económica de las comunidades autónomas están favoreciendo el fenómeno de los bosques como reclamo de responsabilidad social corporativa (RSC). "Es cierto que empieza a ser relevante el papel de las empresas en la gestión forestal a través de sus programas de RSC", reconoce Félix Romero, responsable del programa de bosques de la organización ecologista WWF.
Esta ONG fue una de las primeras en España en abrirse a la colaboración del sector privado para reforestar zonas de monte dañadas. La organización firma cada año una media de 15 proyectos con empresas, que embarcan a sus empleados en plantar árboles en zonas previamente aprobadas por la Administración. Gigantes como Santander, Coca-Cola o IBM se han lanzado a este tipo de campañas de la mano de cada vez más fundaciones sin ánimo de lucro que no podrían financiarse sin el apoyo del sector privado.
La incursión empresarial en la política forestal está coincidiendo con el bajo tono de los Gobiernos regionales en el cuidado del monte, que cada año arde más por el crecimiento de la masa arbolada a consecuencia del éxodo hacia núcleos urbanos. La media de reforestación estatal entre los años 1990 y 2000 fue de unas 100.000 hectáreas anuales. Hoy, la cifra se ha rebajado hasta las 40.000 hectáreas al año, muy insuficiente, según el consenso de los grupos ecologistas, que estiman en tres millones de hectáreas las necesidades de reforestación y limpieza del monte de forma urgente. Algunas zonas del sur de España, aseguran estos grupos, empiezan a presentar serios indicios de erosión de los suelos que se están agravando por el cambio climático. El fuego está ganando claramente el pulso a las nuevas plantaciones. De los 2,1 millones de hectáreas que ardieron entre 1994 y 2007, se han reforestado 1,6 millones de ejemplares, según cálculos de WWF.
"Resulta increíble que en el país con mayor biodiversidad de Europa y más de la mitad de su superficie arbolada, la política forestal no sea estratégica", critica Romero, quien reconoce que las organizaciones no gubernamentales tienen cada vez más voz en la gestión de los montes. De ahí a las empresas solo dista un paso, como demuestra el incendio de Guadalajara, que en julio de 2005 arrasó 13.000 hectáreas y dejó 11 muertos del equipo de extinción. El Gobierno regional ha financiado a esta ONG una guía para crear una serie de estándares de reforestación, "porque lo que no está tan claro es que este tipo de proyectos tengan la coherencia ecológica necesaria", explican desde WWF
En Guadalajara, más de una decena de empresas, entre ellas Toyota, Santander y Ono, están apadrinando nuevos árboles en la zona devastada. Pero la labor de reforestación no consiste en plantar sistemáticamente, y la Administración está otorgando permisos en pequeñas zonas, no estratégicas, "que no supongan un problema", reconocen desde esta organización.
Guadalajara también es la otra cara de la moneda, y es que la lentitud política en responder a este tipo de desastres naturales favorece la alianza entre organismos no gubernamentales y empresas, más rápidos en reaccionar porque no se juegan la reputación, sino todo lo contrario.
En esta carrera por ganarse el favor de los consumidores y de sus propios empleados, las hay incluso que bautizan sus hectáreas con el nombre de la compañía, aunque solo durante las horas de actividad de la cohorte de voluntarios corporativos que acuden a plantar, porque legalmente no es posible designar ningún monte público, donde se desarrollan estas campañas, con el nombre de una empresa privada. Pero sirve para motivar a los trabajadores. De ello se encargan fundaciones como Plantemos para el Planeta, apoyada por Naciones Unidas y financiada por el sector privado.
Este organismo se ocupa de preparar un paquete integral a las empresas, que incluye el programa de reforestación y motivar a los trabajadores mediante estrategias de comunicación interna. Telefónica, Bancaja, Correos, Bayer, Accor o La Caixa son miembros de esta iniciativa. Plantemos para el Planeta se encarga de cerrar un convenio con las Administraciones regionales y de obtener la autorización para reforestar un espacio forestal público.
"Las empresas quieren invertir, pero no saben dónde ni cómo hacerlo; nosotros nos encargamos de todo el proceso", explica José Lindo, director de proyectos de esta organización, que está aprovechando el apoyo empresarial para crear el primer corredor verde de España. El objetivo es conectar bosques de todo el país para frenar la pérdida de diversidad biológica por falta de hábitats, que disminuyen a medida que se acentúa el cambio climático.
"Cuando las especies no pueden pasar de un hábitat a otro, mueren; por ello es muy importante crear espacios que sirvan de puente", añade Lindo. La idea de sumar al sector privado en la gestión forestal se debe en buena medida a la dificultad de comprar monte en España por parte de la Administración. Hasta el 70% de los bosques están en manos de pequeños propietarios, en una superficie muy fragmentada. Por eso se está adoptando la cultura anglosajona de sumar fuerzas con los propietarios de bosques para desarrollar estrategias conjuntas de conservación, que en la jerga del sector se llama "custodia del territorio".
Ardilla, el proyecto de Plantemos para el Planeta para crear el primer pasillo verde que conecte los bosques de Europa, ha recurrido a empresas que ya tenían aprobadas campañas de reforestación para ofrecerles proyectos públicos aún sin ejecutar. "El bosque está ganando fuerza en la responsabilidad social corporativa; es por lo que más aprecio tiene la sociedad y resulta más fácil de promover que otro tipo de especies en peligro", defiende José Lindo.
Este es un año especialmente jugoso para la promoción verde, ya que se celebra el Año Internacional de los Bosques, auspiciado por Naciones Unidas. La campaña este año se centra precisamente en el valor económico que pueden generar los espacios forestales, si saben cuidarse.
Las cifras
70% de los bosques españoles está en manos de pequeños propietarios forestales, en un espacio muy fragmentado.13.000 hectáreas de monte ardieron en Guadalajara en 2005.15 nuevos proyectos firma cada año la organización ecologista WWF con empresas para realizar campañas de reforestación.
Orange moviliza a 500 empleados
Orange es otra más de las que se está sumando a la reforestación de bosques en España. La compañía involucrará a 500 empleados voluntarios en toda España a través de su programa Solidarios. La campaña tiene como principal finalidad "la conservación de nuestro espacio vital, contribuyendo además a la integración de personas con discapacidad intelectual", según reza una nota de la empresa.De la multitud de fundaciones y asociaciones que están naciendo para reforestar en España con ayuda de la responsabilidad social corporativa, el proyecto de Orange está auspiciado por la fundación Más Árboles y otras asociaciones de Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. En total, plantarán 625 árboles en Osuna (Sevilla); 1.000 en Cobeña (Madrid); 625 en Alzira (Valencia) y la misma cantidad en El Prat de Llobregat (Barcelona).La campaña estará acompañada de iniciativas para reducir el consumo de papel en sus oficinas.
La ley también obliga a reforestar
La participación empresarial en la política forestal en España no siempre necesita recurrir a la RSC. Basta, por ejemplo, con que una concesionaria construya una carretera para que esté obligada a compensar el impacto ambiental en los terrenos aledaños a la obra. En este caso, la compañía no necesita una autorización expresa de la Administración para reforestar, porque ya está prevista en el proyecto de construcción.Es así como Abertis planta decenas de árboles en España o la eléctrica Endesa en sus antiguas minas de carbón. La nueva factoría embotelladora de Coca-Cola en la finca de Can Fenosa, entre Montornès del Vallès y Martorelles (Cataluña), ha replantado en toda la parte trasera de la fábrica.Más allá de la obligación legal de las empresas de cumplir la ley ambiental, "la Administración empieza a descubrir la RSC como posibilidad de financiación por la crisis", según reconocen en Plantemos para el Planeta.