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Pistas

Baños termales con el encanto del siglo XVIII

El balneario de Las Caldas, en Asturias, estrena unas instalaciones vanguardistas dentro de un entorno elegante y natural.

Banos termales con el encanto del siglo XVIII
Banos termales con el encanto del siglo XVIII

Un viaje a otra época, en la que el tiempo parecía detenerse y la palabra estrés no figuraba en las conversaciones cotidianas. Es la primera sensación que se tiene al entrar en el Balneario Real Las Caldas, situado a siete kilómetros del corazón de Oviedo (Asturias), una bombonera que encierra dulces sorpresas. Una de ellas es comprobar que conceptos de antaño permanecen vigentes hoy día.

El reloj se para y el hecho de que la prenda recomendada de uso cotidiano sea un confortable albornoz invita a la relajación. El complejo encierra algo más que una simple visita. El edificio, que alberga la Casa de Baños, fue inaugurado en 1776, es obra del arquitecto español Ventura Rodríguez y acoge a la zona de El Manantial, el alma de este balneario, dotado con agua sanitaria. Conviene advertir que las aguas termales en todos los balnearios de España solo se pueden aplicar por prescripción médica.

Las instalaciones han sido reformadas recientemente, y a pesar de guardar entre sus muros dos siglos de historia, se ha creado un concepto de bienestar destinado al cliente del siglo XXI. No es otro que aquel que valora el lujo sin estridencias, una exigencia que se traslada a los dos hoteles del establecimiento, el Gran Hotel Las Caldas, con cinco estrellas, que ha sido testigo de una buena parte de la historia de España y que mantiene el esplendor de otra época con detalles de vanguardia en las habitaciones. Y el Hotel Enclave, inaugurado hace unos meses con cuatro estrellas y amplias y funcionales habitaciones. Los dos hoteles están comunicados por una elegante pasarela, por la que se accede al centro termal, de espacios abovedados donde la luz del exterior es también protagonista, y se encuentran las piscinas con diferentes temperaturas, saunas, baños de vapor y salas de relajación.

Para aquellos que deseen darse un capricho y disfrutar de un espacio privado pueden reservar la Sala de Columnas, que consta de varias estancias: pediluvio de contrastes, ducha tropical, piscina de flotación, terma romana, jacuzzi caliente, salón de relajación y de rehidratación, donde se puede realizar una sesión de oxigenoterapia inhalada.

Este circuito culmina con un tratamiento, si así se desea, en la sala de masajes. En esta estancia se aplican distintos tratamientos, tanto de relajación como terapéuticos, para aliviar tensiones de espalda o de piernas; o de belleza, aplicando chocolaterapia, vinoterapia o ingredientes como té verde, rosa mosqueta, hierbas o cítricos. La propuesta no finaliza ahí: desde este verano, se esconde en un espectacular jardín de 4.000 metros un novedoso centro de hidroterapia, donde el verde de los prados asturianos convive con la magia del agua. Las instalaciones se han bautizado como Aquaxana, y están abiertas para todo el público sin necesidad de alojarse en el hotel.

En ellas hay piscinas exteriores e interiores, con distintos chorros, cascadas, saunas y jacuzzi. Dentro se encuentra Aquaesfera, con una impresionante cúpula, a imagen y semejanza en medidas y espectacularidad de la del Panteón de Agripa en Roma, escenario donde se vive un espectáculo de agua, luz y sonido. Otra de las exigencias del cliente cultivado es la oferta gastronómica, detalle que cuidan en Las Caldas, que también se ha convertido en un atractivo destino para convenciones de empresas. Los menús van firmados por Luis Alberto Martínez, del restaurante Casa Fermín de Oviedo.

Nadie se puede ir de Las Caldas sin pasear por la vía verde, que bordea el río Nalón. www.lascaldasvillatermal.com.

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